Archivo por meses: diciembre 2007
La terrible discriminación de la mujer
Los nuevos inocentes
Villancicos con el “Che” Guevara
.
Entra muy dentro / de mi portal
“El ángel les dijo: No temáis. pues os anuncio un
gran gozo, que lo será para todo el pueblo”.
(Luc 2, 10-11)
Tu madre te abrió las puertas
de su vientre virginal.
Entra muy dentro
de mi portal.
Y entraste hasta las entrañas
de este mundo
tan cansado de esperar.
Entra muy dentro
de mi portal.
De mi corazón las puertas
te abro de par en par.
Entra muy dentro
de mi portal.
Mi corazón es oscuro,
es mezquino y desleal.
Entra muy dentro
de mi portal.
Entra en todas las posadas
que se te abren
o entreabren al llamar.
Entra muy dentro
de mi portal.
Y llénanos de aquel gozo
que nos trajiste al entrar.
Entra muy dentro
de mi portal.
Y es Navidad
Eres ya de nuestro mundo
Y es Navidad
Llegas a todas las cosas
Y es Navidad
Has venido para todos
Y es Navidad
Ya eres igual que nosotros
Y es Navidad
Tus límites son los nuestros
Y es Navidad
El amor es ya invencible
Y es Navidad
Noche de Dios. La noche santa
“Había en la misma comarca unos pastores que dormían
al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
(…) El ángel les dijo:!No temáis, pues os anuncio una
gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido
hoy en la ciudad de David un salvador que es
Cristo el Señor…”
Todo cambió
tras su llegada.
La noche oscura
fue noche clara.
Noche de Dios.
La noche santa.
Era la muerte.
Era la nada.
Se abrió la noche
llena de gracia.
Noche de Dios.
La noche santa.
Era el reinado
de la ignorancia.
Brilló en la noche
la estrella sabia.
Noche de Dios.
La noche santa.
Dios hecho tiempo.
Dios hecho trama.
Dios hecho espacio,
figura humana.
Noche de Dios.
La noche santa.
Niño indefenso,
niño sin nada.
Frágil en todo,
no ve ni habla.
Noche de Dios.
La noche santa.
Dios encarnado
en cuerpo y alma.
Así nos quiere.
Así nos salva.
Noche de Dios.
La noche santa.
Esperanza de nuestra espera
Villancico del 24 de diciembre
“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios
y la Palabra era Dios. (…) La Palabra era la luz verdadera
que ilumina a todo hombre y viene a este mundo.”
(Jn 1, 1, 9)
Ven, Hijo del Cielo,
a nuestra Tierra.
Tú eres la esperanza
de nuestra espera.
Vence con tu Luz
nuestras tinieblas.
Tú eres la esperanza
de nuestra espera.
Dinos tu Palabra
que nos libera.
Tú eres la esperanza
de nuestra espera.
Adviento. 7
Allegro assai,
mis hermanos en la fe.
O, mejor, allegro moderato,
mientras dure
la actual presión del tiempo y del espacio.
Allegro ma non troppo,
que la Sorpresa es puro donativo
y no triunfo de nadie entre nosotros.
Alegría desnuda y siempre humilde
por dentro del dolor y de la duda,
por encima del instinto de la carne,
por encima del dominio de la muerte.
Nos ha tocado en suerte el milagro del adviento,
que es Dios venido cerca de nosotros,
en medio de nosotros,
en el íntimo fragor de nuestras vidas.
Adviento. 6
Así también en la vida de los hombres.
La muerte ya no tiene la última palabra,
porque Dios entró,
como de puntillas,
en el tiempo y espacio de este mundo,
que sostiene y guía desde dentro.
Renovados, redimidos,
hechos cuerpos de Dios,
ya navegan seguros
rumbo a la eternidad ya comenzada.
Ya no es forzosa
la angustia ante el vacío que aniquila,
ni justa la tristeza,
ni cierto el miedo a la culpa inexpiable.
Ya no hay antes y después de lo eterno.
Ya no hay nada que pueda detener
el adviento creciente del Señor.