Archivo por meses: febrero 2008

Viernes de Cuaresma ( IV )

  (Dt 7, 9; Ez 18, 30b-32; Za 1, 3b-4b)

El Señor es nuestro Dios,
que mantiene su alianza con su pueblo,
su casa y su heredad.

Igual que nos quitamos
un traje sucio,
una mala costumbre,
una deuda enquistada,
podemos quitarnos de encima para siempre
los delitos cometidos contra Él,
contra su pueblo santo.
Y Dios, el Creador,
injertará en nosotros
un nuevo corazón
y un nuevo espíritu,
que renueven el río caudaloso de la sangre
y el claro manantial del pensamiento.

Si hacia Él nos volvemos, nos perdona,
protege nuestra vida,
no quiere nuestra muerte,
nos libera de toda esclavitud.

Sobre el nuncio Monteiro y su caldito

Un amigo mío se empeña en demonizar la visita del presidente del Gobierno al nuncio Mons. Monteiro, decano en nuestro país del Cuerpo Diplomático, en vísperas electorales, y tras una temporada de serios encontronazos entre algunos cardenales españoles y el Gobierno y Partido socialistas, seguidos de una sañuda campaña anticlerical por parte de éstos dos. Yo, que entiendo poco de usos diplomáticos, le digo que acaso es imposible, según esos usos, que un nuncio, un embajador cualquiera, niegue una entrevista, en cualquier momento que sea, a cualquier presidente del Gobierno, ante el que ejerce su alta representación. El encuentro a puerta cerrada, según tengo entendido, fue iniciativa de Rodríguez Zapatero en una determinado encuentro público casual con el nuncio, en el que quedaron a tomarse un caldito en la Nunciatura. No sabemos qué hablaron y este sería un dato importante para que juzgáramos con probidad el acontecimiento. Mi amigo se queja sobre todo de que el nuncio, recibiendo al presidente, puenteó a la Conferencia Episcopal. Poco hay que saber de estas cosas para imaginar que la Conferencia Episcopal estuvo al tanto de todo desde el primer momento, aunque  el ex arzobispo de Pamplona, Mons. Sebastián, también se quejó públicamente, en la onda de mi amigo. Pero esto es inevitable en el régimen de representación que ha elegido el Vaticano. Es crítica ya secular, sobre todo entre católicos, la que insiste en la necesidad de acabar “con los nuncios” y dejar las relaciones del Vaticano (de la Iglesia, más bien) con los Estados en manos de la Jerarquía católica local. Se evitaría así, se dice, la mundanización de la Iglesia, su equiparación con un poder político cualquiera, los vicios inherentes a ese poder: riqueza, fastos, honores, vanidades, corrupciones, partidismos, etc. Los que defienden el estatus actual ponderan la libertad e independencia de los nuncios frente a las situaciones nacionales, tan egoístas de suyo, liberando así a los obispos autóctonos de la dependencia y servidumbre de sus gobiernos locales, riesgo frecuente que la historia demuestra a cada paso. Podríamos seguir discutiendo sin término. Lo que a mi amigo parece importarle menos es el caldito convertido en cena exquisita, no distinta, por cierto, de cualquier cena entre políticos y diplomáticos, y entre otros muchísimos que no lo son, se reunan donde se reunan. Por cierto, las noticias puntillosas sobre la cena llegaron desde la Moncloa, no desde la Nunciatura. Los más críticos del Gobierno actual no dejan de ver en ello el clásico tic anticlerical, tan presente ya en El Quijote, de mostrar, siempre que se pueda, a los miembros del alto clero, como gentes “que pocas veces se dejan mal pasar”. Y así los españoles pudieron saber que en la Nunciatura, entre otras delicadezas, se bebe Ribera del Duero, Albariño y cognac francés. Hipocresías aparte, creo que el encuentro de los representantes de los dos poderes clásicos pudo ser beneficioso para todos en este momento de España, a pesar de que el presidente del Gobierno, como buen medidor de tiempos polìticos, sacase un cierto rédito electoral. Que es acaso lo que más irrita a mi amigo. Pues, que todo sea como eso, en un próximo futuro.

El Debate

 El Debate, con mayúscula, es, todos estos días, el televisivo entre Zapatero y Rajoy. Oigo los primeros comentarios: qué variedad de apreciaciones, querencias, emociones, entre alguna que otra opinión. Y cada medio informativo, con su político preferido, con alguna excepción. Lo peor de todo, esos mensajes fanáticos, violentos, insultantes y odiosos, enviados a diarios, radios y telvisiones, como si se tratara de un combate entre jaques, entre matones. Dan miedo. ¿Son los mismos que asaltan, queman, despotrican y parecen dispuestos a todo? Es posible. Sin ser Zapatero y Rajoy dos políticos excelsos, de los que uno ha conocido por ahí, me ha parecido un debate interesante, de tono medio, monótono y reiterado a veces, poco original, pero con algunas sólidas afirmaciones, convicciones, propuestas, recriminaciones y críticas. Menos técnico que el del otro día y más político, o, mejor, más partidista que político. Con poco humor. Sin demasiada tensión tampoco, aunque algunos ven los lobos a la menor vehemencia. Menos apasionante, claro, para los espectadores militantes que cualquier espectáculo mitinesco, que es una representación cómico-dramática de partido y de anti-partido (Real Madrid-Barcelona Club de Fútbol), pero mucho más pedagógico y provechoso. Llevamos unos cuantos años de retraso, con mítines a todo pasto y estrenando todavía a estas alturas debates televisivos y radiofónicos. Escuchando hoy a los dos oradores (no espadas), y más allá de mis sensaciones, opiniones y preferencias, que importan poco, me alegro como español de tener dos grandes partidos que pueden gobernarnos, y entre los dos, tan limitados como son, hacer y mejorar las diferentes políticas, entenderse y desentenderse, competir y pactar, corregirse y defenderse, ganar y perder, y sobre todo levantar el presente-futuro, con proyectos diferentes pero nunca  destructores ni cainitas, como algunos que  hemos tenido que sufrir y sufrimos todavía. Y ojalá que, más pronto que tarde, los dos contendientes de hoy sean miembros de un Gobierno de concentración o coalición, o, al menos, impulsores de un acuerdo político nacional, que lleve a cabo las urgentes reformas que necesita nuestra zarandeada Nación.

Todo elogio público excesivo…

Todo elogio público excesivo parece dirigido contra alguien. Incluso contra el mismo elogiado.

Todo halago tiene algo de empalago.

La diferencia, de por sí, no es valor alguno.Todo depende de su cual-idad-calidad.

Todos los olvidos son, por definición, involuntarios.

Dios nos sueña, escribe a cada paso don Miguel de Unamuno. ¿Quiere decir que nos tiene presentes, que nos lleva siempre con Él? ¿O que nos quiere vivos en su presente eterno? Todo es posble para Dios. No es menester adormecerle, mantenrle dormido, como piensan algunos de los personajes unamunianos, para que siga soñándonos.


Ahora resulta que muchos de los artistas conocidos por su agrio laicismo militante han devenido de pronto canonistas: canonistas del canon digital.


¿Cuando distinguiremos, Dios mío, laicismo de laicidad?

También a todos “los cerdos de la piara de Epicuro” les llega su sanmartín.

Quien se mete frecuentemente el dedo en la nariz es que no encuentra lo que busca.

Al Parlamento

En la última página de DN de ayer, sábado, leo que el Grupo Parlamentario Socialista del Parlamento de Navarra va a pedir formalmente mi comparecencia para que explique no sé qué sobre la Exposición Navarra, un futuro entre todos, exhibida en Pamplona del 29 de septiembre de 2006 al 6 de enero de 2007. La primera Exposición de nueva factura audiovisual en Navarra, enriquecida, también por vez primera, con unas Actividades complementarias, a cargo de dos docenas de prestigiosos profesionales y un Proyecto educativo. Según todos los indicios, y a juzgar por una Nota publicada por el mismo Grupo, el reproche o acusación principal parece ser el que yo fuera comisario, “previo pago de 60.000 euros”. Lo que sucede es que ni hubo ese pago ni menos fue previo: una magna falsedad, que en algunos puede ser mentira, una vez conocida la falsedad, y en otros puede llegar a infamia. Y es que esa asignación de 60.000 euros, según contrato entre Sodena, un ente autónomo del Gobierno de Navarra, y la Fundación Arte Viva, de Madrid, eran no para el comisario, que en un comienzo fueron dos, sino para la “oficina del comisario“, durante dos años, incluido el salario del personal, la seguridad social, etc. Como la falsedad, mentira e infamia no han cesado ni siquiera después de que enviara yo una réplica firme a varios medios informativos, la comparecencia va a ser para mí una inesperada y pintiparada ocasión para determinar mi papel exclusivamente cultural en la Exposición, para dar a conocer mejor mis réplicas anteriores y para confrontar una vez más en mi vida la verdad de una actuación transparente, sincera y entusiasta, con la frivolidad, para no hablar de una actitud cainita, de quienes se sirven de cualquier ocasión para perjudicar la seria y alta labor del Parlamento, tan querido para mí y del que tuve el honor de ser el primer presidente. Y allí diré asimismo cuatro cosas sobre mi trayectoria cultural, libre e independiente, en todo tiempo y lugar, con toda clase de gobiernos y sin servidumbres de ningún tipo. En fin, como solía decir mi madre, Al que cierne y masa / de todo le pasa. Y a estas alturas de la vida es fácil constatar, por el contrario, que al que ni cierne ni masa nada le pasa.

Obispos y militares

El debate económico de anteayer, en TV3, entre el ministro y candidato Solbes y el economista, empresario y también candidato Pizarro fue para mí un alivio y a la vez un regocijo. Después de tanta tensión y dramatismo en todos estos meses, ver un mano a mano entre dos caballeros, dos economistas respetables y respetuosos, dos políticos sensatos y civilizados era lo mejor que podíamos celebrar. Todo lo demás: que si aburridos, que si abstrusos, que si poco pedagógicos, que si mejor o peor, me parece muy secundario. Todo lo contrario sentí cuando lei, hace unos días, el resumen de un mitin vulgar de todo un ex presidente de Gobierno, pidiendo a grito peláo que los obispos y los militares se presenten a las elecciones, si quieren hablar de política. Faltaban en ese grito cerril los banqueros, para que volviera a los aires políticos de la España de hoy la clásica trinidad odiosa de muchos años de anticlericalismo español. ¿Por qué no citaría el ex presidente a los banqueros? ¿Estarán acaso con él o cerca de él? De todos modos, comparar a los obispos -así, en general, como de costumbre- con los militares -también, en general- no tiene pies ni cabeza. Sumemos a estos despropósitos indignos de políticos europeos del siglo XXI los asaltos, ataques e insultos de algunas hordas de indeseables universitarios a tres candidatas en Barcelona, Madrid y Santiago de Compostela, y tendremos con sólo eso un cuadro triste de nuestra degradada situación política. Así que un debate Solbes-Pizarro, a cualquier conclusión técnica o política que lleguemos, no puede menos de devolvernos un poco de confianza, sin llegar al optimismo.

Viernes de Cuaresma ( III )

 (I R 8, 51a, 52-53a; Is 55, 6-7; Dt 30 2-3a)

Tú nos hiciste, tuyos somos,
Señor de nuestras vidas.
Somos tu pueblo, tu casa, tu heredad.
No puedes, pues, cerrar tus ojos compasivos
a quienes somos la niña de tus ojos,
el débil juguete de tus manos,
el barro humanizado por tu aliento.

Mientras te encontramos, te buscamos.
Mientras te buscamos, te anhelamos.
Mientras te anhelamos, te esperamos.
Y siempre
te necesitamos.

Dejamos por fin los caminos oscuros,
los pasos inciertos y perdidos
y volvemos a Ti,
sabiéndote cercano,
oyendo alegre tu voz
previendo tu perdón como un abrazo.

Tú nos hiciste, tuyos somos,
Señor de nuestras vidas.

Adiós al estudioso de los poetas

He ido esta mañana al entierro del querido Ángel Raimundo, profesor de literatura y crítico literario, que ha estudiado durante los útimos años a los escritores navarros, especialmente a los poetas que fundamos y escribimos (pasado y presente) la revista Río Arga, a los que nos dedicó todo un tomazo, el año 2002. Mientras llegaban sus restos al cementerio de Pamplona, me han sobrevolado unos versos mínimos, que le dedico al bueno de Ángel, con quien tanto tiempo he pasado y he ganado (no perdido) hablando de versos, poemas y poesía:

Todo en el camposanto crece firme hacia el cielo:
las cruces, los cipreses siempre en verde  desvelo,
y este agujón humano, vital y paralelo
de salvar nuestra vida de la muerte y el duelo.

En la Aljafería de Zaragoza

Tras volver a visitar hace un mes la Seo espléndidamente restaurada, la Basílica del Pilar, la Lonja, el teatro romano y las termas, visitamos esta mañana el foro y el puerto romanos, algunos palacios del casco antiguo y, por la tarde, el palacio de la Aljafería -tres palacios en realidad: el islámico, el cristiano medieval y el de los Reyes Católicos-, declarado Patrimonio de la Humanidad en lo que al arte mudéjar respecta, y cimas los tres del arte respectivo así como modelos de otras construciones ejemplares en España. Cosas de nuestro tiempo: cuando la guía, admirable en su exposición, nos muestra varias de las pinturas de uno de los techos del segundo palacio, nos hace notar que  son muestras de las tres religiones de nuestra Edad Media: “la musulmana, la judía y la cultura greco-latina” (sic). Al visitar -era la vez primera que yo veía esta parte del palacio- el salón de sesiones de las Cortes de Aragón, luce en el frontal del hemiciclo, encima del sillón presidencial, un bellísimo logotipo del escultor turolenese Pablo Serrano, que sustituye al muy antiguo y venerable escudo de Aragón, que lleva en uno de sus cuarteles cuatro cabezas de moros cortadas. No les pareció bien a la mayoría de los parlamentarios aragoneses que les presidiera tan sanguinario recuerdo y lo sustituyeron, en febrero de 2006, por la escultura de su paisano, regalada a las Cortes en 1984, esculpida en bronce, acero carbono y bronce pulido, con el título Lugar de encuentros. Cuatro casi-círculos (no semi-círculos) concéntricos, abiertos bien por un lado bien por otro, que forman un armónico juego de líneas y de vacíos, com-penetrados: claridad, apertura y transparencia. El logotipo utilizado en todas partes interpreta la escultura con los colores del escudo y de la bandera de Aragón. Según nuestra amable guía, el escultor quiso significar el acuerdo político entre los grupos y el esforzado e inteligente intento por conseguirlo. En estos ruidosos días de pre-camapaña electoral, el logotipo de Serrano me gusta y me maravilla.