Archivo por meses: noviembre 2010
Elecciones catalanas
De Azaña al Tenorio
Mi primera visita familiar desde Madrid a la ciudad de Alcalá de Henares, siendo todavía adolescente, fue con mi tía María, religiosa concepcionista de la Enseñanza, y unas compañeras suyas, entre las que estaba una sobrina del alcalaíno don Manuel Azaña. Aún recuerdo desde entonces aquellos dos balcones-galerías y las ventanas enrejadas del entresuelo, en la casa familiar de los Azaña, que después he visto varias veces.-Fui ayer al cercano AGA (Archivo General de la Administración) a entregar varios libros míos y me entretuve un rato, en el largo pasillo que lleva a las nuevas salas de estudio, viendo la exposición Azaña (1880-1940). Memoria del hombre y de la República. Una muestra hagiográfica más, como era de prever. El personaje aparece siempre el mismo: serio, grave, rígido, solemne, distante, con un rictus de desdén cuando no de amargura tras esas gafas redondas que ocupan casi todo su rostro poderoso. Siendo todo un intelectual orgulloso de sí mismo y crítico con casi todos, un exquisito escritor –El jardín de los frailes-, y un políico muy superior a casi todos los que le rodearon, le perdieron muchas veces su extrema autoestima; su jacobinismo republicano; su resentimiento anticlerical y antieclesial, muy fundado en ocasiones; su alejamiento del vulgo, como aparece una y otra vez en sus Memorias… Con todo, como se vio en la noche triste del 13 de octubre de 1931, sin él las cosas en aquel momento político hubieran ido a peor. Sufrió mucho y pensó muchas cosas bien, aunque demasiado tarde. – Hoy por la mañana vuelvo a visitar la Universidad con la guía de un joven profesor versadísimo en su historia. Por la tarde, voy a la muy renovada Colegiata Magistral, sólo comparada con la de San Pedro de Lovaina. Incendiada en 1936, y testigo de atroces asesinatos, es uno de los lugares de esa reflexión a la que nos hemos entregado estos días. De allí, ya de noche, he llegado al Oratorio de los Filipenses, que es en verdad varios oratorios. La iglesia, rectangular, es todo un salón, poco sacro, con balconcitos altos en cada flanco, y lleno de imágenes y cuadros. Misa del primer domingo de Adviento: gente mayor y devota, y el celebrante, sobrio y lleno de sentido común. Pregunto por el P. Lecanda, el amigo y confidente de Unamuno, su paisano. Expulsados de Alcalá los oratorianos, tras las elecciones del Frente Popular, se refugió en su tierra y salvó así la vida: murió de muerte natural por el tiempo en que murió don Miguel y fue enterrado después aquí. Al salir a la placita de los tilos, que lleva el nombre del religioso vasco, me encuentro con una representación popular de Don Juan Tenorio (“Las Noches de Don Juan Tenorio en Alcalá”). En este punto, don Juan mata a don Luis Mejía y al Comendador, el padre de doña Inés. Buen final, pues, de noviembre -el mes de los difuntos- y hasta del seminario en el palacio de Málaga, de Alcalá de Henares, con unos versos inesperados de Zorrilla:
Llamé al cielo y no me oyó…
Seminario universitario
El seminario sobre Izquierda obrera y Religión, organizado por la Universidad cisneriana y la Fundación Pablo Iglesias, nuevo paso adelante de un proyecto único en España, no ha podido llevarse a cabo de manera mejor. En el colegio de San Ciriaco y Santa Paula, llamado Málaga -fundación en 1610 del obispo Moscoso, ordinario de esa diócesis andaluza-, hoy facultad de Filosofía y Letras, todo ha sido sencillo, austero, riguroso, alegre y convivente, dentro de una gran pluralidad. A Feliciano y Julio, nuestra gratitud y reconocimiento. Socialismo, anarquismo, republicanismo burgués, República y guerra civil, Iglesia, clericalismo y anticlericalismo, eclesialismo y antieclesialismo, escuela, mujer… se han expuesto y descutido con serenidad, libertad y deseos de aprender y de convivivir. Sin interferencia alguna, sin ningún condicionamiento exterior.- Sueño desde hace muchos años con una obra de conjunto, interdicisciplinar, de historiadores de toda condición, que pueda esclarecer en este punto neurálgico el pasado, y poder así animar el presente y el futuro de España, acabando no sólo con la ignorancia, sino sobre todo con todo sectarismo y fanatismo., uno de sus amargos frutos. Como en los tiempos de Erasmo, Alcalá está siendo pionera. Enhorabuena.
Cosas de Alcalá
– Calle Santa María la Rica. ¡Pobre Santa María!
– Qué suerte la del PP de Alcalá de Henares, que tiene como vecino contiguo de su sede en la plaza Cervantes a un oculista / laser / psicotécnico / Luz.
– Encuentro en la calle Mayor un Menú anticrisis, 6´50 euros. ¡Un genuino menú (t)eurístico!
– Junto a la iglesia del majestuoso palacio arzobispal (de los antiguos arzobispos-cardenales de Toledo, siglos XIV-XVIII), un enigmático letrero: Librería Diocesana. Todo clero. ¿Todo clero es el propietario? ¿Todo clero es el único usuario? ¿Todo clero debe leer? ¿Todos los libros tratan del clero?
– La inscripción en piedra, sobre el dintel de la puerta principal de dicho palacio arzobispal, Contaduría Mayor de Rentas, dice bien a las claras el carácter primordial de esta pingüe sucursal toledana.
– Hay tantos palacios en Alcalá, que cada concejalía del Ayuntamiento tiene uno como sede: Concejalía de Hacienda, de Educación, de Cultura… Como en los Gobiernos de las Comunidades o como en los grandes Ayuntamientos.
Calzados y descalzos
– Colegio de Agustinos Calzados de San Agustín el Real / hoy Juzgados / Siglos XVI-XVII. Parece una broma. Pero, además, que yo sepa, nunca hubo agustinos descalzos. Ermitaños, sí, y recoletos (como los del convento de San Nicolás de Tolentino), pero descalzos, no.
– Colegio Menor de Carmelitas Calzados, levantado sobre las casas de Pedro Galle. Monumental. Ya se nota que estaban calzados, muy bien calzados.
– Los colegios-conventos de los descalzos estaban mayormente más lejos del centro, o en las afueras de la ciudad. ¡Cuando, más bien, debían haber estado dentro, para no dañarse mucho los pies!
– Qué vergüenza debían de pasar los trinitarios, mercedarios o carmelitas calzados, cuando se encontraban en la universidad o en las mismas calles de Alcalá con sus hermanos descalzos…
– Dentro y fuera del Colegio Convento de Mínimos, han construido la nueva Facultad de Económicas y Empresariales, verdaderamente máxima. En ella caben todos los franciscanos mínimos que en el mundo han sido desde su fundación por san Francisco de Paula.
Ciudad de santos y sabios
Recorro de nuevo toda la ciudad histórica, la ciudad de santos y sabios, como le gustaba llamarla a don Miguel de Unamuno. Voy releyendo indicadores, inscripciones, placas conmemorativas, que son muchos, dentro del itinerario de la Ciudad Literaria y de la Ciudad de las Tres Culturas (título siempre excesivo). En los viejos Barrios, Judío o Moro, a veces cuesta imaginar los adarves, callejos y callizos de antaño. Cuántos nombres, entrañados en la vida de la ciudad, que recuerdo con emoción y veneración, protagonistas de la historia de Alcalá, de Castilla, de España y de todo el mundo: santos Justo y Pastor, san Ildefonso, san Diego de Alcalá, Isabel la Católica, Nebrija, Cristóbal Colón, Catalina de Aragón, Alonso de Carrillo, Ginés de Sepúlveda, cardenal Cisneros, Juan de Vergara, Arias Montano, Gil de Hontañón, Carlos I, Fernando de Austria, príncipe Carlos, fray Luis de León, santa Teresa de Jesús, Mateo Alemán, Huarte de San Juan, san Juan de la Cruz, santo Tomás de Villanueva, san Juan de Ávila, san Ignacio de Loyola, Vallés, los Carranza, Covarrubias, Lópe de Vega, Miguel de Cervantes, sor Luisa de Belén de Cervantes, cardenal Sandoval y Rojas, cardenal Tavera, Mariana, Suárez, Tirso, Calderón, Caramuel, Jovellanos, John O´Neill, Miguel de Unamuno, Juan José de Lecanda, Manuel Azaña, Andrés Saborit… Revivo el erasmismo alcalaíno, con los navarros Juan de Eguía, editor, y el dominico Sancho de Miranda, hermano del arzobispo Carranza, entre otros más ilustres. No hubo en España nada parecido. Hoy la vieja Alcalá sigue siendo el conjunto universitario-eclesial más granado de España, salvo el núcleo central de Salamanca. Claro que los inmensos espacios dedicados antes a los colegios y conventos son difíciles de ocupar y carísimos de rehabilitar. Por ejemplo, en el enorme cuartel de San Diego, un gigantesco mamotreto junto a la Universidad cisneriana, levantado en el siglo XIX sobre un convento franciscano del XV, y hoy vacío, podría caber todo el ejército español. La actual Universidad no puede llegar a todo. Por otra parte, es pena que casi todos sus profesores vivan en Madrid o poblaciones cercanas, y muchos alumnos también, lo que resta densidad y hasta realidad universitaria a la ciudad. Entro y salgo por la calle Mayor, peatonal, alegre y cómoda de pasear en días laborales: soportes de piedra viejos y nuevos, casas de dos plantas, con algunas buhardillas, a los dos lados ,y los bajos convertidos en minúsculas tiendas. La crisis ha hecho aparecer aqui también algunos letreros de Se vende y Se alquila: menos mal que hay igualmente un visible Menú anticrisis, 6´50. Patrimonio de la Humanidad, nada menos, Alcalá de Henares, un día amurallada y hoy abierta, torreada y encigüeñada, se cuida cada día más. Volver acá es asistir a una pemanente renovación. Un gozo.
Fundación Pablo Iglesias
Vengo al seminario Izquierda obrera y religión en España (1900-1939), organizado por la Universidad de Alcalá de Henares y la Fundación Pablo Iglesias, y mi ponencia se titula, además, Pablo Iglesias y la Iglesia. Así que voy a visitar la Fundación, que dirige un admirado colega investigador, a quien debemos todos mucho, y coautor de una reciente obra en varios tomos sobre biografías socialistas. Allí encuentro algunos de mis viejos trabajos, que ni siquiera recordaba. Voy viendo en una de las pantallas casi un centenar de cartas del fundador del PSOE. Recojo dos breves citas, que apunto para mi ponencia. Una es de la carta dirigida a dos niños de La Arboleda (Vizcaya), que habían escrito al diputado socialista por Madrid: Para ser buen socialista, hay que ser buena persona. Lo que está en línea con la clásica figura del bien como justicia total. Y otra, en carta al concejal federal de Madrid, Pedro Niembro, en 1908: El partido en que milito ha sido siempre un partido revolucionario, y aunque no es aficionado a las algaradas, sus actos han de responder a dicho carácter.