Archivo por meses: febrero 2012

Un mártir cada cinco minutos

No exageraba, no,  el sociólogo Massimo Introvigne, representante de la OSCE para la luha contra la intolerancia y la discriminación contra los cristianos, cuando, a comienzos de junio pasado, afirmaba en una conferencia en Budapest  sobre el diálogo interreligioso que cada cinco minutos muere un cristiano asesinado por su fe. La cifra de 105.000 cristianos sacrificados cda año en el mundo nos parece a primera vista imposible, porque, si exceptuamos algunas noticias clamorosas sobre recientes ataques contra cristianos en Nigeria, Irán o Pakistán, otras muchas situaciones endémicas de persecución pasan ignoradas por casi todos, como es el caso de ciertas naciones de Oriente Medio, o de China, Corea del Norte, República del Congo, Sudán, Vietnam, Indonesia o la India. Y, sin embargo, esta cifra es la que da el primer centro mundial de estadística religiosa, el Center for Study of Global Christianity, dirigido hasta su muerte por David Barrett, que publicó periódicamente la famosa Wordl Christian Encyclopedya y el Atlas of Global Christiannity. Según esas fuentes, los mártires (testigos) cristianos no son otros que creyentes en Cristo que han perdido prematuamente la vida, en la situación de testigos, como resultado de la hostilidad humana, sin entrar en juicio alguno sobre la santidad personal del mártir. Otras fuentes, procedentes también de los Estados Unidos de América elevan la cifra entre 130 y 170. 000. Ante el asombro de muchos, incluido yo mismo, Introvigne decía en esa conferencia: Si no se gritan al mundo estas cifras; si no se detiene la matanza; si no se reconoce que la persecución de cristianos es la primera emergencia mundial en materia de violencia y discriminación religiosa, el diálogo entre religiones  y la cultura sólo producirá hermosos congresos, pero sin resultados prácticos. Quien esconde los números quizás busca, simplemente, no hacer nada para detener esa matanza.

Filtraciones y pre-juicios

Las filtraciones judiciales, con frecuencia a cargo de llamados equipos de investigación, y jaleadas por campañas de opinión de uno u otro diario nacional, son una plaga de la  vida política española. Tienen en jaque continuo a la autoridad judicial, siembran confusión por doquier y equivalen a verdaderos juicios paralelos, que no sólo alimentan los pre-juicios de muchos, sino que los consolidan y los hacen firmes. La historia de la tragedia del 11 M es una prueba contundente de ello. Pero las filtraciones y los pre-juicios han continuado en el complejo y enredado caso Gürtel, en el caso Garzón y en el actual, que promete ser largo, de Urdangarín. Ayer mismo, sabíamos ya las declaraciones secretas de éste  ante el juez, a los pocos minutos de llevarlas a cabo. Es una grave enfermedad de la inmadura democracia de muchos españoles, más numerosos de los que parece, tan partidista, tan sectaria, tan exacerbada, que no confía ni siquiera en la justicia de los jueces, sino sólo en sí misma, animada unas veces por periodistas, como Luis del Pino, o por políticos, como Llamazares,  para quienes sólo su ideología  o su manía es guía universal de sus actos, no las sentencias de los jueces ni, a veces, la evidencia misma. Antes de cada juicio y aun de cada instruccion, ya hay una juicio paralelo social, que ciega a muchos y no les deja ver ulteriores luces. Y a menudo, el pre-juicio  social,  prematuro e injusto, es más punitivo e infamante que el juicio, en el peor de los casos, de la Audiencia nacional o el del Tribunal Supremo.

La lógica fundamental de la reforma

El catedrático de la Universiodad Pública de Navarra, Emilio Huerta Arriba, ha sintetizado bien como pocos, en un artículo publicado en DN, lo que él llama la lógica fundamental de la reforma laboral: que la flexibilidad, derivada de la mayor capacidad de dirección, puede sustituir al ajuste centrado en el despido, que es el que ha prevalecido hasta ahora. Muchos no quieren reconocer ni siquiera esa posiblidad. Otros muchos la dan por ya llevada a cabo o a punto de llevarse. Extremos que no se tocan ni se complementan. Para que esa posibilidad se convierta en realidad, el autor requiere en esa mayor capacidad de dirección: 1) una mayor transparencia e información hacia colectivos distintos de los accionistas;  2) una mayor participación y compromiso colectivo, que sustituyan a la desconsideración -en muchos casos tradicional- hacia el capital humano,  así como a la jerarquía y al control hipertrofiados; 3)  y, frente a soluciones sencillas y traumáticas como el despido, un mayor y mejor liderazgo, diálogo y asunción de riesgos.- ¿El modelo sigue siendo Alemania? Pues miremos para allá e imitemos, por ejemplo, los consejos de vigilancia de las empresas grandes y medianas. Toda posibilidad lleva consigo unas inseparables condiciones.

Público

Leí, la verdad, pocas veces Público, propiedad, según dicen, de un archimillonario, al que unos llaman comunista y otros trotskista, no sé, amigo del anterior presidente del Gobierno. La viñeta, de Manuel Fontdevila, con la que se despiden, me recuerda innumerables viñetas de La Traca, El fray-lazo, Las Dominicales del Libre Pensamiento, El diluvio o La Libertad, de los años veinte y treinta, expresiones todos ellos del más crudo anticlericalismo y antieclesialismo, y del peor mal gusto: el miliciano que cae en combate, del famoso fotógrafo Robert Capa, que algunos discuten, se resbala esta vez sobre una cáscara de plátano, representando al diario Público, abucheado (o aplaudido en su muerte) por un obispo, un fascista y un banquero, y con un Hasta siempre en la boca. Es decir, al viejo esquema, entre anarcoide y comunistoide, del viejo revolucionario se añade aqui el guerracivilismo de la más rancia izquierda española.- No sé qué significado tiene la cosa en el conjunto de las páginas y de su historia. Pero, si la viñeta representa el espíritu del diario fenecido, bien fenecido está. Sólo deseo, junto con los trabajadodores del periódico fracasado, que su propietario sea fiel, a la hora de las cuentas, a sus pretendidos principios progresistas.

Parados, formadores

Entre las medidas para contratar y formar, que acaba de tomar el Gobierno de Navarra -deducciones fiscales por contratos indefinidos, financiación de nuevas empresas, inserción laboral de perceptores de renta básica, ayudas a contratos de más jóvenes o más mayores- está la que me parece más original y más inhabitual, que es el que 110 parados cualificados puedan ser formadores de otros parados. Consiste en la oferta de 238 cursos de cualificación que estarán impartidos por una plantilla de 220 formadores, de los que el 50 por ciento serán personas en desempleo, con titulaciones superiores, que se contratarán con este fin. La oferta se llevará a cabo con los recursos propios del Gobierno de Navarra -4 millones de euros- entre los meses de marzo y junio de este año y entre septiembre de 2012 y marzo de 2013. Se espera llegar a un total de 4.600 personas.-Es una buena noticia, con un doble significado positivo. La imaginación, la audacia, el empeño de mejora, la sensibilidad interactiva y la capacidad para buscar en el mismo terreno de la desgracia las potencialidades de la superación son sin duda algunas de las realidades que deben, no sólo pueden, alegrarnos.

Seres de referencia

Después de lo escrito ayer en esta esquela, leo un intenso artículo del catedrático de metafísica, ex rector y ex ministro Ángel Gabilondo sobre La necesidad de enseñar (EP). Si imprescindible es aprender, decisivo es enseñar. Las nuevas tecnologías, los nuevos escenarios, entornos y posibilidades no pueden hacernos olvidar la extraordinaria importancia de quienes tienen más que ofrecernos, por sus conocimientos, su experiencia, su preparación, su formación, su pasión. Ellos nos contagian lo que es determinante. Porque saber es una forma de relación con el saber. Por eso nos dice el profesor que necesitamos seres de referencia, entornos sociales adecuados que nos convoquen y nos provoquen a ser de modo diferente, a ser en cierta medida otros, mediante el saber y el conocimiento. Claro que algunos dirán que esto es adoctrinamiento, y por lo tanto rechazable. Pero ¿cuándo la enseñanza de verdad no ha sido adoctrinamiento? Conocimiento y forma de conocer (formación). Doctrina y pasión de ser. Seres de referencia. ¿No es  su ausencia en la escuela pública, concertada o privada, y en todos los ámbitos, uno de nuestros grandes déficits, tan grande como el déficit económico?

La educación católica

Le preguntaban hace unas semanas al presidente de la comisión episcopal de Enseñanza, Mons. Casimiro López, por qué miles de alumnos que pasan cada año por escuelas católicas, cuando salen de ellas no sólo no se integran en grupos o movimientos cristianos, sino que echan pestes contra la Iglesia. “A mí me surgen -contestaba el prelado- muchas preguntas, y no creo que haya una sola respuesta. ¿Quizás se ha dejado de lado la propia identidad católica? ¿Hay una separación entre la vida académica y el crecimiento espiritual que para el cristiano debería ir pareja? ¿Es por falta de testimonio cristiano entre los profesores y ente los religiosos o religiosas del centro? ¿hay lejanía de la Iglesia diocesana?” Y poco después: “Si el proyecto educativo se fundamenta en el Evangelio y la pastoral se hace desde el testimonio de Jesucristo, lo que da unidad al proceso educativo será la exposición completa y sistemática de la moral y de la doctrina de la Iglesia”. A la pregunta de si la esuela no es lugar para hablar de Dios: “¿Por qué hemos de eliminar de la educación la apertura a la trascendencia que para nosotros toma el rostro de Cristo, que nos revela al Padre? Dios no es enemigo del hombre, ni tiene celos de nuestra felicidad. Al contrario, la gloria de Dios, como decía san Irineo, es que el hombre viva y crezca. La educación religiosa no se yuxtapone a la formación personal, la desarrolla. A los no católicos les ofrecemos, sin imponerlo, el modelo de Jesucristo. ¿Por qué Jesucristo  va a coartar su libertad? Claro que, cuando Dios estorba, se quiete borrar todo lo referente a Él en la sociedad, y por eso suele pasar que quienes piden una escuela laica, lo que quieren es una escuela atea”. Recuerda, al final, siguiendo al papa Benedicto XVI, que las raíces de la emergencia educativa son un falso concepto de autonomía, el relativismo y el escepticismo,  a lo que se podría añadir el utilitarismo, el nihilismo y el hedonismo.- Si todas estas raíces, digo ahora yo, crecen sin trabas en padres y profesores de alumnos que asisten a la escuela llamada católica, ¿qué resultado vamos a esperar?

Tiempo penitencial

Siempre es tiempo penitencial.
Frente a todos los puros y perfectos,
que dicen no tener de qué arrepentirse,
siempre podemos limpiarnos la conciencia,
en el mejor de los casos,
de faltas y omisiones,
que todos, más o menos conscientes, 
muchas veces cometemos.

Perdona a tu pueblo, Señor.

Pero es bueno, al menos una vez al año,
abrir un tiempo de silencio y de templanza,
de reflexión serena y autocrítica,
en pos de los profetas inmortales
y de Juan el Bautista y Jesús de Nazaret,
en algún desierto amigo que nos sea cercano.
Y ayunar de costrosas costumbres y protervias,
ponderando a la vez la humana finitud
y la forma divina de  poder equilbrarla.

Raramente vestimos hoy día de saco y de ceniza,
raramente rompemos en llantos y gemidos
por calles y por plazas,
ni siquiera entre el templo y al altar.
Y el Maestro nos instó a llenarnos de risas los labios
y a cubrirnos de ungüento contagioso,
los días de máximo rigor y contundencia.

Tampoco es el nuestro un desierto palestino:
nos basta abrir cada día el telediario
o recorrer las últimas noticias de la Red,
para saber cargar, humildes y fraternos,
con la porción amarga que nos toca
de todos los errores y horrores de este mundo.
O bajar a la calle y pararnos con la gente.
Una nueva manera de inquietante penitencia,
que no puede cargar
cualquier buscado chivo expiatorio,
del que hablan las ingenuas tertulias del café
y las sabias tertulias de la radio.

Qué alegría, pues, que alguien nos recuerde,
en medio de la tonta placidez
o del ácido hastío de los días,
este tiempo de gracia saludable,
este tiempo de hondura y vaciamiento.

Perdona a tu pueblo, Señor.


El consultor más discreto

– El consultor más discreto, seguro y barato, es el espejo al que nos miramos cada día.


– Que digamos que una nación es plural no quiere decir que no sea una e indivisible. Antes bien, si no quisiéramos decir esto último, diríamos que esa nación es múltiple, no plural.


– ¿Qué más hondo que un pozo sin fondo?

Salve a los manifestantes

Pues, sí, me alegra ver a muchos manifestantes en la calle, siempre que sea para causas nobles. ¡Con lo que nos costó conseguirlo! Muchos, además, no tienen otro símbolo / medio más atractivo y eficaz, o, si lo tienen, éste asimismo les parece relevante. Enhorabuena. Lo que pasa que, entre la policía y los nuevos métodos de contar, nos reducen cada día más el número de manifestantes, que parecen darnos a primera vista la televisión y las fotos de los periódicos. Me alegra, ya digo, ver la calle llena de colores,  de movimiento, de letreros, de banderas (aunque sea esa tan anticuada, con el color morado de Castilla, que no era ése, por cierto), de banderolas,  de pendones, de lemas, de pareados, de refranes populares, de quejas y de necesidades: de vida. Ahora bien, me avergüenza ver, alguna que otra vez, entre esos manifestantes de buena fe y de buen aguante a ministros, diputados o altos funcionarios de partidos y sindicatos que salen a protestar contra lo que ellos mismos hicieron o dejaron de hacer, cuando… pudieron, desde el poder. Eso me parece más que dramático, patético.  Por fortuna, poquísimos se tragan esa burla trapera, ese ardid impotente. Y otra cosa, que ya sé que no es posible, y por eso se queda en mero voto  de futuribles: si hubiera que conseguir un billete para entrar en la manifestación, debiera cerrarse el paso a todos aquéllos que van a protestar o a exigir algo, y no fueron  antes capaces de hacerlo, mientras sus políticos amigos o más cercanos estaban en los gobiernos locales, autonómicos o nacionales. Ni a todos aquellos que sólo van a quejarse o a exigir -desde una vida mejor hasta la luna-, sólo porque ahora los que salen en la tele y mandan aqui o allí no son ya  sus amigos polìticos, a los que han votado toda la vida.  Y eso no. No me gusta. La calle se merece gente más coherente y más valiente. Gente más del pueblo. Menos retorcida.