Archivo por meses: junio 2012

Hasta septiembre

Con la alegría de las noticias que llegan de Bruselas, como europeista convencido que he sido, soy y quiero seguir siendo ¡Europa, patria nostra!-, entorno el cuaderno de bitácora hasta mediados de septiembre. Los Sanfermines, los calores, los traslados veraniegos, las vacaciones-desvacaciones (si vacare significa todavía algo)… imponen una respuesta de paréntesis, de respeto, de silencio, de reflexión personal o minoritaria, hasta poder sacar la cabeza sin que te la sacuda nadie. Con Dios.

Pedro y Pablo

Pedro y Pablo:
las llaves
       y el cálamo.

Pablo y Pedro:
la espada
      y el Reino.

Pedro y Pablo:
apóstoles
romanos.

Pablo y Pedro:
los mártires
señeros.

Pedro y Pablo:
la piedra
      y el arco.

Pablo y Pedro:
palabra
      y cimiento.

Pedro y Pablo:
firmeza
      y abrazo.  

Pablo y Pedro:
judíos
      y griegos.

Pedro y Pablo.
Pablo y Pedro.

El teólogo Torres Queiruga

El 30 de abril de 2012, la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, de la Conferencia Episcopal Española, publicó una Notificación sobre algunas obras del profesor AndrésTorres Queiruga. No se trata propiamente de una condena, pero denuncia desviaciones, concretándolas en siete preguntas, que afectan a verdades de fe. El profesor Torres Queiruga, a quien yo leo desde hace muchos años, uno de los teólogos más fértiles y relevantes de España, es profesor de filosofía de Religión en la universidad de Santiago de Compostela -menos mal para él-, y es él único teólogo español del Comité Editorial de la Revista Internacional de Teología, Concilium, la más prestigiosa y leída en el mundo. Para entender este nuevo disparate, este nuevo conflicto -los ha habido mucho más dramáticos, claro- entre jerarquía católica y teólogos católicos, hay que leer, por lo menos, la nota que el teólogo gallego publica en el últrimo número de la citada revista internacional. Pero ahora quiero sólo fijarme en un punto de la hermnéutica de esa Notificación que, según Queiruga, viola normas fundamentales de toda hemenéutica correcta. Comienza diciendo la Comisión Episcopal que ha mantenido un diálogo extenso y detenido con el Autor. Pero el autor afirma en conciencia que eso no es verdad: desde 1998 en que se inició el procedimiento hasta la conclusión en 2012, sólo la víspera de la aprobación en la Permanente se celebró un encuentro de unas dos horas [y solicitado por el reo]; antes nunca nadie había buscado o procurado oficialmente diálogo. Todo lo demás ha quedado viciado por este error fundamental. Parece mentira que, teniendo como tienen estos obispos-jueces toda la historia de la Iglesia por delante, como máxima maestra de la vida, como espejo de tantos errores cometidos por la jerarquía eclesiastica en este terreno, no hayan aprendido aún elementales medidas de cautela, de prudencia, de humanismo, y aun de fraternidad y de caridad cristiana básicas, no sólo para acertar en el juicio, sino también para evitar un escándalo más, y al mismo tiempo el sufrimiento intenso a un maestro  teólogo, maestro de sacerdotes,  de profesores de religión y de teología, maestro de obispos, de sínodos y concilios regionales… Tal vez, como bien supone el autor de Fin del cristianismo premoderno, ese desprecio, esa inhumanidad de ciertos obispos-jueces, ridículamente solemnes y seguros, proviene de la negación práctica  de toda competencia al trabajo de los teólogos, que santo Tomás calificaba de magisterium cathedrae magistralis al lado del magisterium catedrae pastoralis, tema al que dedicaba un lúcido estudio hace pocas fechas el autor, sospechado por sospechoso. ¡Como si los teólogos, gracias a los cuales hemos recibido y entendido nuestra fe, carecieran de toda cualidad de maestros y no participaran, en manera alguna, de la autoridad de Cristo!

Entre la intervención y el rescate

Temíamos la intervención nacional por el equipo de fútbol de Portugal, y hemos conseguido, después de una prórroga prodigiosa, el rescate de la posibilidad de la final  de la Eurocopa en Kiev. No digo más, pero no digo menos.

La ley de Murphy

La llaman la ley de Murphy: lo que puede salir mal sale mal. Creo que sería más llano y más exacto llamarla: la ley de la mala suerte.


– La moda es aquello que pasa de moda para ser sustituido por otra moda.


Mente periodística llamó una vez Manuel Azaña, escritor y político mordaz, a uno de sus ministros, el catalán Marcelino Domingo. Corremos hoy tambien muchos el riesgo de ser mentes periodísticas, periodísticas digitales sobre todo.

Banco

Me llega, en esta pemanente intercomunicación que es la Red, un chiste gráfico, que me parece la descripción precisa y sencilla a la vez de ese viejo  invento, esa plúrime realidad, que tanto está dándonos que hablar estos años. Un gigantón de la edad de piedra se acerca a una señora humilde que anda cuidando unas gallinas. El gigantón le dice:  Yo te guardo tus gallinas para que no te las roben. Mientras tanto, todos los huevos que pongan son míos…y, a lo máximo, te regalaré uno. Y…, eso sí,  tienes que traer tú el maíz para alimentarlas. La señora, aturullada, pregunta: ¿Y cómo dices que se llama ese invento? Responde el gigantón: –Banco.

A coger el trébole…

Trópico de Cáncer.
Solsticio vernal.
El fuego y el agua
concertados van.

A coger el trébole,
el trébole, el trébole.
A coger el trébole,
la noche de San Juan
.

No cogí mi trébol,
verde talismán,
ni salté la hoguera
del fuego voraz.

A coger el trébole,
el trébole, el trébole.
A coger el trébole,
la noche de San Juan
.

No bebí en la fuente
del agua lustral.
Ni quemé los restos
del viejo animal.

A coger el trébole,
el trébole, el trébole.
A coger el trébole,
la noche de San Juan
.

Por eso mi vida
desvivida está.
Quién o qué en el mundo
la revivirá?

A coger el trébole,
el trébole, el trébole.
A coger el trébole,
la noche de San Juan.

Una rectificación política insólita

Raro es siempre ver y oír rectificar a una persona pública, y todavía más a un político, ya que la rectificación puede llevar consigo consecuencias graves, que afectan, además, a muchas personas, a veces a todo un partido o partidos varios. La llamada Revolución de Octubre, un eufemismo interesado, que fue en realidad un golpe revolucionario contra el Gobierno de la República y contra la  misma República, llamda entonces burguesa, falsamente democrática, desvariada y desvíada, fue en aquel momento y durante muchos años después, para muchos hasta hoy mismo, una gesta heroica, quizás la más grande de su historia hasta la guerra civil -de la que fue preluidio y según algunos principio-, un mérito inmenso, un honor altísimo, una gloria. Pues bien, que yo sepa sólo un socialista insigne, y a la vez uno de los mayores responsables de aquel golpe, fue capaz un día, a los ocho años de los sangrientos sucesos que provocó, de arrepentirse de lo hecho y de prometer no volver a hacerlo nunca más. Fue en su conferencia en el Círculo Cultural Pablo Iglesias, de la ciudad de México, 1 de mayo de 1942. Terrible error fue, según el ex ministro asturiano-vasco, el haber ido divididos republicanos y socialistas a las elecciones de noviembre-diciembre de 1933. Con unos pocos votos menos que en las elecciones de junio de 1931, tuvieron los primeros sólo unas docenas de escaños, y los segundos nada menos que la mitad: de 115 pasaron a 59. En  aquellas fechas electorales Prieto ya se lo había dicho a todo el mundo, y por tanto no era eso nuevo en él. Claro que el político exiliado español  -entendámosle bien en ese año y en ese ambiente, entre emigrados españoles socialistas y republicanos-, no se pone a explicar cómo y por qué, aun antes de aquellas elecciones, había cuajado en la mayoría de la dirección del partido socialista la voluntad de sobrepasar el régimen republicano y sustituirlo por una República socialista, incluso de manera violenta. Lo cierto es que reconoce que él también se dejó llevar, y de qué modo: Colaboré en ese movimiento con el alma, acepté las misiones que antes  aludí y me encontré -¡hora es ya de confesarlo!- violentamente ultrajado. Porque cuando regresé de Asturias [donde asistió al desembarco de armas, que el mismo compró y embarcó, dís antes] (…) después del alijo, me encontré envuelto en un ambiente de recelo y desafección, que suponían para mi la mayor injuria, y destituido, sin saber por qué, de mi misión de enlace con los militares, y sustituido yo, un hombre de mi historia, por un advenedizo! (Muy bien. Aplausos)”. Quien le destiuyó de esa misión y de otras, como la de comprar armas y buscar dinero de ciertas maneras, fue el presidente del partido, Francisco Largo Caballero, que había recibido serias quejas de los mismos miiltares y de otros militantes socialistas sobre las actuaciones de don Inda. Pero, a pesar de todo, continuó  éste preparando lo que ellos llamaban entonces “el movimiento”. Desde enero de 1934 Prieto había sido uno de los más serviles y obedientes colaboradores de Largo, en contra de la minoría ugetista de Julián Besteiro, pronto enviada al ostracismo, para la que el movimiento era una locura. Y, aunque ahora en segunda fila, el diputado por Bilbao confiesa su compromiso: Yo no tenía opción y no sabía separarme de aquel movimiento con cuyos rumbos estaba ya disconforme. ¿Por qué? 1) Porque se escamoteaba el programa, que él mismo había redactado, en enero de aquel año, programa revolucionario, que iba desde la nacionalización de toda la tierra o la disolución de todas las órdenes religiosas con la confiscación de sus bienes,  hasta la  disolución del mismo ejército, sustituido por las milicias socialistas, nada menos. Y no es que se ecamoteara, es que era imposible imbuir todo el programa a los militares, guardias civiles y a todos los paisanos que estaban colaborando en el movimiento; 2) Porque se desdeñó la colaboración de sus amigos republicanos, que, por cierto, no estaban de acuerdo con tan extremoso programa. ¡Curiosa contradicción pr¡etista!; y 3) Porque se había dejado manos libres a las Juventudes Socialistas, ya casi bolchevizadas, en la preparación del movimiento y antes de la misma. Por ejemplo, un joven socialista, el vasco Carlos de Baraibar, era el que había sustituido a don Indalecio en la confianza de Largo Caballero. Pero… a lo que vamos. Todavía se refiere el orador al glorioso movimiento fracasado: le escuchan muchas personas que lo vivieron en primera línea, como el  líder asturiano Belarmino Tomás o el ex ministro y colega Álvaro de Albornoz… Pero he aquí los términos de la insólita rectificación de tal movimiento, que dejó tantos muertos y heridos, y enormes estragos sobre todo  en Asturias  y, anque mucho menos, también en media España: De aquel glorioso movimiento fracasado, de aquel movimiento que pudo y debió evitarse manteniendo por medio del sufragio las anteriores  posicciones  políticas y parlamentarias, nacen los daños que padecemos a la hora presente. Cuando el movimiento fracasó y yo hube de refugiarme por tercera vez, en la expatriación me juré en secreto no ayudar jamás a nadie que, según mi criterio, constituya una vesania o una insensatez.


Creer y crear

Recojo hoy una de entre esas miles de frases que dejan caer cada día nuestros hombres públicos, y me quedo con ésta: ¿Como nos van creer por ahí, si no creemos en nada? Creer algo, creer en algo, creer en alguien, creer a alguien. Y lo peor de todo es que, si no se cree, no se crea. Creer para crear. Crear para seguir creyendo.

De izquierdas

Un pequeño partido navarro (visto siempre como de derechas) ha sido excluido por otro de una coalición electoral, de la que ambos formaban parte, por no ser de izquierdas. Así de simple. El partido excluido ha reaccionado vigorosamente y ha mostrado que es tan de izquierdas como su agresor, con el texto de sus principios o de su programa, donde se dice literalmente que ellos junto con otros dos pequeños grupos o partidos, son de izquierdas y progresistas, hacen una política de izquierdas, etc. Que es, como se ve, el no va más. Hasta ese esperpento hemos llegado en esta era posmoderna, donde vale más lo que se dice que se es que lo que se es; lo que se proclama que lo que se vive; lo que se escribe que lo que se hace. Hace mucho tiempo que tengo dicho y escrito que cuando un partido no tiene otra cosa que decir, dice que es de izquierda, de centro o derecha. Volvemos a la hemiplejia, de la que se mofaba Ortega. ¡Cada uno gloriándose de ser hemipléjico! Y luego dirán ellos mismos aquello de !Con la que está cayendo! Cando son ellos mismos los que caen…