Archivo por meses: marzo 2013

Sábado Santo: el Silencio

 

Tras la muerte

del Maestro,

Sábado Santo

es Silencio.

El silencio es el lenguaje

del misterio

y se espesa en turbaciones

de culpa, dolor y miedo.

Las promesas no se ven

ni tienen voz los deseos.

El silencio de la muerte

es inapelable y terco.

Los teólogos lo llaman

el “descenso a los infiernos”,

mientras el pueblo organiza

la procesión… del Silencio.

Viernes Santo: la Pasión

 

Ya vengo, Jesús llagado,

a contemplar fervoroso

los pasos que, doloroso,

diste con la cruz cargado….

 

Era la primera estrofa

de un popular viacrucis

que rezábamos, de pie y de rodillas,

los chicos de mi pueblo,

recorriendo la inmensa iglesia parroquial.

Recuerdo todavía como algo muy vivo

aquel sincero dolor de niño pobre,

aquella ingenua y pura compasión

hacia un ser sublime,

injustamente ajusticiado.

 

Vinieron después las lenguas clásicas,

las filosofías y las teologías,

la inmensa historia de la pintura

del drama sacro,

Palestrina  y Vitoria,

Haydn y Bach, Messiaen o Remacha.

Encontré en El Cristo de Velázquez, de Unamuno,

el canto más apasionado

al Cristo de la cruz,

que me anega en lágrimas,

y en el biblista americano Raymond E. Brown

la más completa exégesis

de los cuatro relatos evangélicos.

 

Pero nunca he llegado a la cándida hondura

de aquel sincero dolor de niño pobre,

de aquella ingenua y pura compasión

hacia un ser sublime

injustamente ajusticiado.

Jueves Santo: el Pan y el Vino


Es pan.

Y sabe y huele

a pan.

Y el vino sabe y huele

a vino, sin más.

Asi lo quiso Jesús

en la última cena pascual.

Dejémonos de substancias

y de toda una química ancestral.

Esto es mi cuerpo

y esto era pan.

Este es el cáliz de mi sangre

y era el vino del lugar.

Eran el pan y el vino de los pobres,

alimento elemental,

que nutría, confortaba

y unía al personal.

Signo a la vez y alimento

espiritual.

Y  ahora la acción de gracias

principal

por su vida y por su muerte,

por su victoria total,

y por querer

seguir entre nosotros

en el  vino y el pan,

partidos y  repartidos,

como él se partía y repartía

en su vida mortal,

para alegrar

la vida

de la comunidad.

Jesús era más bueno

que el pan.

Generoso

como el vino de lagar.

Pan y vino, sus palabras

de vida y de verdad;

pan y vino, sus obras admirables

hasta el final.

 

Y quien esto no entienda

no entiende

la telogía fundamental.

 

La traición de Judas

La infame traición de Judas, uno de los Doce, fueran cuales fuesen los motivos de su atroz felonía, inciertos aún para nosotros, y fuera cual fuese el final de su vida, ocurecida por las leyendas, sigue siendo una nota permanente, no digo fatal, de toda asociación humana, no sólo eclesial o eclesiástica. Una cuña agresiva de maldad. La corrupción moral por excelencia. Un conglomerado de rencor, envidia, odio, venganza, avaricia… Una constante amenaza para toda posesión del bien. Una perturbación poco menos que diabólica en cualquier propósito personal, grupal o colectivo. Uno de los mayores peligros de toda convivencia. La literatura popular es bien concisa: un Judas es de lo peor que a nadie puede decirse.

Católicos en Tierra Santa

 Visitó  el presidente Obama en  la ciudad de Belén  la basílica de la Natividad, como otros muchos cristianos y, como otros muchos cristianos, se fue él también de allí. Todos los grandes del mundo– escribía hace poco el emérito patriarca católico latino Migel Sabbah- vienen a visitarnos. Llegan y se marchan, y nuestra realidad no cambia. Desde el año 1993 -añadía- los cristianos y musulmanes de los Territorios palestinos deben obtener permisos militares para rezar. Aquí, para orar, no se puede ir directamente a Dios; se debe pasar primero por los militares, para pedir permiso. Por eso, y por mucho más, la Comisión Justicia y Paz de la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa, con ocasión de la visita de Obama, escribió una carta al presidente, fechada en el año 46 bajo la ocupación israelí, en la que mencionaban las principales y públicas violaciones del derecho internaccional por parte de las autoridades de Israel: expansión de los asentamientos ilegales de colonos; restricción del acceso a los lugares santos para cristianos y musulmanes; expropiación de tierras de palestinos para la expansión de las colonias; construcción de muros de separación… Pero también las políticas ocultas de discriminación, que sufren los ciudadanos árabes de Israel: largos procesos para obtener la reunificación familiar, dificultad para inscribir a los niños y para encontrar vivienda y trabajo… La desaparición de las comunidades cristianas en el área tendrá, según la Comisión, consecuencias catastróficas, sobre todo por el crecimiento de los fundamentalistas de ambos lados. El respeto del derecho internacional y el final de todas las políticas ilegales, según la citada Comisión, sería la mejor manera de preservar y proteger la presencia cristiana en Tierra Santa.

Católicos, víctimas de los montoneros

Ahora que, con ocasión del papa Bergoglio, se nos habla tanto de la abominable dictadura argentina de los años setenta, hay que agradecer a quien nos envia datos desconocidos en la contraparte: sobre varios mártires católicos, que fueron abatidos por los montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP): Carlos Alberto Sacheri, filósofo y profesor en la Universidad Laval de Quebec y en la Universidad Católica de Buenos Aires, autor de El orden y de La Iglesia clandestina, abatido delante de su mujer y de sus siete hijos cuando salía de misa el  22 de diciembre de 1974. O Jordán Bruno Genta, marxista convertido tras leer a Maritain y Santo Tomas, profesor de la Universidad Nacional del Litoral y rector del Instituto Nacional del Profesorado, autor de Libre examen y comunismo, acribillado en presencia de su familia, cuando iba a misa, el domingo 27 de octubre del mismo año. O Raúl Alberto Amelong, alto empresario, fundador de la Acción Católica en Rosario, financiador de varios templos y obras sociales, padre de diez hijos, asesinado, el 4 de junio de 1975, cuando trasladaba al colegio a una de sus hijas.- No fueron las únicas víctimas de los montoneros.  Pero,  junto a las víctimas numerosas de los militares argentinos, también ellos existieron. La historia es de todos y se hace con todos. No vale elegir sólo una parte y despreciar el resto, deporte malvado al que se dedican tantos falsos historiadores y críticos de nuestro tiempo.

Morir oyendo a Bach

¡Quién pudiera poder recitar el aria Erbarme dich o el coral Wenn ich einmal soll scheiden, de la Pasión según San Mateo, o los dos; o, al menos, escucharlos, un rato antes de la muerte!

Clericalismo y catolicismo

Todos estos días estamos oyendo y leyendo, a cada paso, juicios sobre el clericalismo y el catolicismo desde todos los puntos de vista, tomando pie de la elección del nuevo papa. Encuentro hoy en el número del 13 de febrero de 1933 del diario liberal y anticlerical Heraldo de Madrid, uno de los más leídos en la capital de la República, un suelto discreto y juicioso. Reconoce que el anticlericalismo que cunde en España no existe en ningún otro país europeo, donde no hay lucha anticlerical. Pero es porque allí la hubo a su debido tiempo. Y se añade: Cuando el clericalismo no exista, cuando sea sustituido por el catolicismo, como ocurre en Europa, cesará la lucha anticlerical en España.