Archivo por meses: septiembre 2013

San Miguel de las uvas maduras…

 

San Miguel de las uvas maduras,

qué tarde que llegas, qué poco que duras…

 

San Miguel, el Mercurio cristiano,

San Miguel del otoño-verano.

 

San Miguel, el Patrón de Israel

y del Pueblo cristiano más fiel.

 

San Miguel, defensor que desarmas,

San Miguel, pesador de las almas.

 

San Miguel de las uvas maduras,

qué tarde que llegas, qué poco que duras…

 

Una fe-camino

La nuestra no es una fe-laboratorio, sino una fe-camino, una fe histórica. Dios se ha revelado como historia, no como un compendio de verdades abstractas, dice el papa Francisco en una entrevista que ha dado vuelta y ha sorprendido al mundo, mucho más que cualquier encíclica. Fe andante, creativa, exploradora, humilde, amorosa antes que verdadera.

¿Cataluña independiente? ( y X). El silencio de los españoles-catalanes

Con todo, y siendo muy importante todo lo dicho, creo que ha faltado  durante todos estos últimos años, espontánea y organizadamente, la declaración explicita, serena y firme al mismo tiempo, de muchos españoles-catalanes que viven en Cataluña, de su españolidad y catalanidad, de su deseo de seguir siendo catalanes y españoles, como la inmensa mayoría había sido hasta ahora. Pero sólo algunos, como el editor Juan Manuel Lara o el deportista Pau Gassol, dieron ese paso a tiempo.Las verdad es que, a última hora, se han unido algunos, como Andrés Iniesta, Mireia y pocos más. Estoy seguro de que un pronunciomiento expreso, alegre y normal, de cientos, de miles de políticos, intelectuales, profesores, empresarios, sindicalistas, deportistas, artistas de cine y treatro, etc., en este senrido hubieran cambiado a tiempo la situación ciudadana. Pero se callaron, dejaron a la moda hacer de las suyas. Pensaron que las votaciones en cada pueblo a favor de la independencia eran una broma. No se atrevieron los socialistas y ex comunistas a ofender a sus socios de ERC. La Vanguardia del conde de Godó , se convirtió en un segundo Avui. Se qemaron banderas españolas. Se maldijeron productos españoles. Y así, entre la cobardía, el miedo, la indife rencia, los complejos ancestrales… llegamos a donde estamos. – Yo no doy aqui consejos ni me deshago en trenos y profecías. Sólo constato la tristeza. Y mi propósito de no ser infiel a mi Creu de Sant Jordi.

¿Cataluña independiente? (IX) La deriva del PSC

Para quienes conocemos  los contratiempos y disgustos sin cuento que dio en los años veinte y treinta la U.S.C. (Unió Socialista de Catralunya) al PSOE de Iglesias, Largo Caballero y Prieto, las andanzas del PSC, resultado lejano de lo que entonces sucedió y de la posterior reunificación en el PSUC, marxista-leninista y catalanista a tope, no nos coge de nuevas. Lo más triste de todo es la influencia, al parecer decisiva, que ese PSC, maragalliano y ya sin los Maragall, dividido y vuelto a dividir -que pide nada menos que el derecho de autodeterminación en la Constitución-, ejerce en la dirección del PSOE de Rubalcaba, Valenciano y Rodríguez. Según el ex ministro socialista  Corcuera, se han sacado de la manga el federalismo para salir del atolladero en que otros los han metido. Otro ex ministro socialista, José Bono, rememora los gobiernos autonómicos socialistas de Maragall – hoy, fuera del partido- y de Montilla, ex ministro de la Corona, con los independentistas de ERC y los penosos resultados obtenidos en las últimas elecciones generales. Lo que no dice tan claro es que esos gobiernos con ERC fueron una fábrica de independentismo en Cataluña, sumado al disparate de Zapatero/Maragall de inventarse un Estatuto inconstitucional, que nadie entonces pedía, para que tanto las Cortes, primero, como el Tribnal Constituciconal después, lo desplumaran: lo cual volvió, como es natural, a hacer crecer la resistencia independentista. Bono, que, como buen progresista, en vez de decir España, dice a veces igualdad, admite que los socialistas catalanes, que en tiempo fueron multitud, votarían al partido si éste hiciera hincapié en que lo que defiende es la igualdad y no el nacionalismo, añadiendo que nadie defiende la unidad de España porque tienen miedo  a ser tildados de fraanquistas o fachas. Supongo que se refiere a los suyos, porque en Cataluña, los crecientes votantes de Ciutadans  no tienen ese complejo. El PSOE tiene, pues, aqui su talón de Aquiles, que puede desbaratarlo. Poner como remedio el federalismo -que el mismo PSOE rechazó tanto en 1931 como en en 1978- no es decir y hacer nada, mientras no se nos aclara de qué federalismo se trata: del cooperativo, del asimétrico (de Pere Navarro), del confederal (de Durán Lleida)… Y eso ¿dentro de cuánto tiempo? ¿Y con qué asentimiento de los españoles, que suelen votar en sentido contrario? En fin, ya lo han dicho, con la boca pequeña o grande, otros socialistas como González, Guerra, Ibarra, Leguina, Vázquez…, que arrastraron masas durante muchos años: una desgracia.

¿Cataluña independiente? (VIII) El complejo de inferioridad

No pocos comentaristas, al pasar revista a las incontables iniciativas de los independentistas catalanes duante todos estos meses, y al silencio casi permanente del Gobierno, a la deriva del PSC y al partidismo inequívoco del PSOE, que pone en la misma balanza a Mas y a Rajoy, se quejan de que los independentistas catalanes tengan un proyecto y España no  tenga ninguno: ni nacional, ni europeo ni universal. Algo de eso hay, pero sin llegar a tanto, hago mías las palabras de Mario Vargas Llosa en El País, diario que en este punto sí está dando la  talla: ¿Por qué semejante maraña de tonterías, lugares comunes, flagrantes mentiras puede llegar a constituir una verdad política y a persuadir a millones de personas? Porque casi nadie se ha tomado el trabajo de refutarla y mostrar su endeblez y falsedad. Porque los gobiernos españoles, de derecha o de izquierda, han mantenido ante el nacionalismo un extraño complejo de innferioridad. Los de derecha, para no ser acusados de franquistas y fascistas, y los de izquierda porque, en una de de las retractaciones ideológicas más lastimosas de la vida moderna han legitimado el nacionalismo como una fuerza progresista y democrática, con el que no han tenido el menor reparo en aliarse para compartir el poder aun a costa de concesiones irreparables.  

¿Cataluña independiente? (VII) La exclusión de la UE

Dentro de la desgraciada politica de comunicación del Gobierno Rajoy, a menudo inexistente, sorprende que la exclusión de la Cataluña independiente, de la Unión Europea, apenas haya sido argumento alguno que presentar, desde Bruselas, Estrasburgo o Madrid, en toda esa triste sucesión de disparates, cuando era, si no la más justa, sí la más contundente y convincente de las respuestas. El artículo 4. 2 del Tratado de la UE es bien claro al respecto: La Unión respetará (…) las funciones esenciales del Estado, especialmente las que que tienen por objeto garantizar su integridad territorial… Los nombres de los Estados de la Unión se incluyen en el artículo 52. 1 del mismo Tratado, y para modificar la lista es necesaria la aprobación unánime de los Estados miembros y la unánime ratificación de los mismos. Con esto está dicho todo. Los ciudadanos europeos son aquéllos que tienen la nacionalidad de un Estado miembro, pues la ciudadanía europea se añade a la ciudadanía nacional sin sustituirla (art. 9 del TUE). En marzo del año 2004, la Comisión Europea, ante la pregunta de una eurodiputada laborista, respondió que cuando una parte del territorio de un Estado miembro deja de formar parte de ese Estado (…,), los tratados dejarán de aplicarse a ese Estado y será un tercer Estado, como es el caso presente de Andorra, el Vaticano o Kosovo, que es a donde conduce la locura del independentismo catalanista actual. Lo repitió, demasiado tarde, el presidente de la actual Comisión, Durao Barroso, en noviembre de 2012 y lo ha repetido con énfasis en la misma Barcelona el comisario español Almunia, el 16 de este mes. Uno recuerda en este momento con pena y decepción al europeísta acendrado que fue Jordi Pujol y a mi compañero de filas, el filósofo Rubert de Ventós, hoy en la vanguardia del independentismo exacerbado. Ellos no ignoraban ni ignoran la realidad . Los dos, como otros muchos, se han puesto la barretina por montera.

¿Cataluña independiente? (VI) El ejemplo del mundo

Se empeñan muchos independentistas y afines en sostener que la Organización de las Naciones Unidas defiende en sus textos el derecho de autodeterminación de los Pueblos. Pero un estudio tras otro de la ONU, que he estudiado a fondo, sostienen siempre lo contrario. Sólo se refieren a situaciones de Pueblos en situaciones coloniales, de conquista (como el de Kuwait por Iraq) o de opresión manifiesta. Se daría, además, de bruces tal supuesto derecho con el principio inalterable de la Carta de las Naciones Unidas sobre la integridad de los Estados miembros. ¿Alguien puede creer que China, Rusia, Irán, India, Indonesia, Brasil, Méjico, Sudán, Argelia, Egipto, Francia, Italia… iban tolerar el derecho de la autodeterminación de los Pueblos? Con ese derecho en vigor, la ONu no hubiera existido. La excepción fue la de la Unión Soviética, de los Lenin y Stalin, hasta su desaparación. El teórico derecho de autodeterminación, fijado en su Constitución, estaba bien neutralizado por el partido y el ejército comunistas, que hacían  real sólo lo que el dictador de turno quería.  A esa excepción de antaño hemos de añadir en la actualidad la Constitucion de Etiopía, de 1995, aprobada dos años después de que un referéndum en Eritrea, la parte marítima, la más rica, del País le hubiera dado la independencia. Etiopía fue durante todos esos años, y también posteriores, el País de las hambrunas, de las guerras civiles y exteriores (con Somalia) interrminables, de los derrocamientos de gobiernos, de las crisis permanentes. Ese derecho de autodeterminación de sus Nations, Nationalitys and Peoples en un País de 9 Estados federados y dos entes autónomos, no sabemos qué quiere decir. ¿Con qué libertad democrática y autónoma se decidió eso en 1995?

¿Cataluña independiente? (V) La dichosa consulta

Los partidarios de la independencia catalana, convertidos, y no por arte de magia, en fervorosos partidarios del derecho a decidir, tienen como santo y seña y como objetivo primero de sus aspiraciones la celebración de una consulta, no sobre el derecho a decidir, sino sobre la independencia. No hablan de referendum, porque la Constitución española, en el artículo 149, 1, 32ª lo declara de exclusiva competencia del Estado. También en el artículo 92 la Constitución dice que las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos, convocado por el rey, y a propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los diputados. Pero de esta consulta los independentistas no quieren oír hablar. ¿Qué salida, pues, les queda? Se me ocurre una, en el peor los casos, y a la que no quisiera vernos llegar. Cuando se celebren la próximas elecciones generales, los partidos independentistas lleven como único o principal programa electoral la independencia pura y dura, con todas las consecuencias que habrán de explicar a sus electores. Después de saber los resultados, todos podremos reflexionar, sacar conclusiones, pactar, o, en el peor de los caos, repartirnos en paz y armonía la herencia común, según nos enseñó el tribunal constitucional de Canadá.