Archivo por meses: octubre 2013

Pérdida de rumbo

La pérdida de rumbo del PSN (Partido Socialista de Navarra)-PSOE hace tiempo que está en boca de todos. Nadie lo siente más que yo, anque muchos lo sientan tanto como yo. Su última actuación en Tafalla, al no condenar una moción sobre el inhumano currículo de la bandida etarra Inés del Río, a la que podemos añadir la de Ansoain, coincidiendo con Bildu en otra propuesta a favor de los detenidos de Herrrira, o en  Villava, en otra votación similar…, nos lo confirma sobradamente. Es posible que UPN no se haya comportado bien, que no haya procedido con lealtad institucional al presentar la moción… Lo que se quiera. Ningún partido, cuando gobierna, suele ser un modelo de elegancia. Pero en cosas de comer, es decir, de vivir, como el terrorismo, la opción futura de Navarra o la unidad de España, las cosas menores ni cuentan mucho. Se pueden, además, denunciar públicamente. Pero dejar de votar o acompañar a Bildu en su salida del salón de sesiones de Tafalla  es poco menos que infame. Claro que desde la dirección nacional no están para dar muchos ejemplos. La votación de anteayer en el Congreso de la moción de UPyD ha dejado de nuevo a Rubalcaba al pie de los caballos. Nunca se  había visto una rebelión parecida en el grupo parlamentario. Ni Alfonso Guerra se había atrevido a tanto. Lo que indica un deterioro ceciente en el partido, tan necesario en España.

La unidad de los demócratas

Vuelvo a oír la frasecita, que tantos quebrantos nos dio en un tiempo, a un portavoz del PSOE, que se resiste en principio a votar -lo que hacen al fin- la proposición de UPyD contra el pretendido derecho a decidir, por el  que abogan todos los independentistas y confederalistas, la izquierda comunista y el PSC. La unidad de los demócratas, un buen lema en teoría, depende de la calidad de tales. Un partido puede ser democrático y a la vez independentista, partidario de la excarcelación de todos los presos o favorable a la salida de España de la Unión Europea. Por ejemplo. La unidad de los demócratas ha sido alguna vez una garantía y, otras muchas,  una rémora, a la espera de conseguir esa unidad. Un mínimo común denominador, que con frecuencia no lleva a ninguna parte. Si de la unidad de los demócratas dependiera, cuando todos se creen paradigmas de la democracia, no daríamos un paso en este momento. Y en lo que toca a la unidad de España, daríamos muchos pasos atrás. La unidad de los demócratas es ahora casi siempre una excusa para ocultar  viejos coomplejos e inconfesables vergüenzas. Una coartada miserable.

La ley de la gravedad

En las recientes memorias – Más que unas memorias– de Ramón Tamames, cuenta el autor que en su segunda boda, después de cincuenta años de la primera, con Carmen Prieto-Castro en la abadía de Silos, y esta vez con todos los sacramentos, cuando pronunció él mismo su sermón-plática, se adentró en la dimensión de la trascedencia, sobre la cual se extiende en un próximo trabajo en preparación, y al comentar el libro de Hawking-Mlodinow, se preguntó: Por lo demás, ¿qué es más científico? ¿Creer en el azar, en la idea de un universo gobernado simplemente por la ley de la gravedad, o en un orden estructurado por un conjuntro de leyes del todo, que emanaron de una inteligencia superior, aún científicamente no identificada, pero intuible por doquier? Escojan, elijan, señoras y señores. Y, además, pregúntenles a Hawking y Mlodinow: “Por cierto, ¿y quién creó la gravedad?”

Albert Rivera

La presentación del movimiento Ciudadanos en el teatro Goya, de Madrid, con gran afluencia de gente, destacados periodistas entre otros, a cargo de Albert Rivera, Juan Carlos Girauta y Antonio Asunción (ex ministro socialista), me evidencia de que es el primer paso para un nuevo partido político en España: montado desde Cataluña, centrista, joven, con clara voluntad de renovación de políticas y de personas, más moderado en sus pretensiones que UPyD, sin el lastre de vieja política, de que siempre se le acusa a Rosa Díez, y sin el estribillo de acabar con los “privilegios” forales, que siempre le impedirá abrirse paso en Navarra y en Euskadi, y hasta en Cataluña. La exigencia de un pacto por la Educación en España me parece más realista que la exigencia upeydista de pedir el retorno de las competencias educativas al Estado. El tono me pareció el adecuado. Y una vez más, excelente la capacidad dialéctica y oratoria de Rivera. Una buena noticia en el panorama político español.

Otra tentación

Hace años se cantaba en octubre, mes del rosario mañanero, aquella coplilla traviesa y burlona sobre los que no asistían a él:

El demonio a la oreja / te está diciendo: / Deja misa y rosario, / sigue durmiendo. / Viva María / Viva el rosario / Viva Santo Domingo / que lo ha fundado.

Me viene a la cabeza, tal vez sólo por cambiar de tentación, una tentación más sofisticada y sutil, otra coplilla esta vez nunca cantada, que me perdonarán los verdaderos devotos del rosario:

El demonio a la oreja / te está diciendo: / Con la misa y rosario / ya vas  cumpliendo

Premios Príncipe de Asturias

Vuelvo a mostrar mi admiración por una de las organizaciones -ya toda una institución- de mayor acierto y de más continuado éxito de nuestra España contemporánea. Ayer volví a admirar la selección de premiados, el excelente discurso del príncipe Felipe (un ejemplo del genuino patriotismo), las palabras de los premiados, la preciosa ceemonia en sí, el entusiasmo del público, el himno de Asturias… (Por cierto, ¿no podría ser el de España, cambiando una palabra, sin que dejase de ser el de Asturias?) De todo lo mucho que aprendí y he aprendido de todos estos auténticos personajes, me quedé con la commoción que vivió, y nos  los trasmitió, el serio y genial cineasta austríaco Michael Hanecke ante los cuadros negros de Goya en el Museo del Prado, hace unos años. Qué vivencia extraordinaria de un artista extraordinario. Qué hombría de bien…

Derecho a ser culpable

La reeducación y la reinserción social, hacia las que están orientadas las penas privativas de libertad, según nuestra Constitución (25, 2,) son imposibles, si el preso no reconoce su culpabilidad, reconocimiento que ya es el principio de toda reeducación. Podemos decir en este sentido que el primer derecho, v. g., de todo criminal de ETA, antes y después de Parot, es el derecho a ser culpable.

La Gran Sala de Estrasburgo

La Gran Sala de Estrasburgo no es la sola responsable del fallo contra la doctrina Parot. Nii siquiera el magistrado socialista español, López Guerra, puesto por el Gobierno de España en el TEDH para hacer lo que ha hecho, arrastrando a varios de sus colegas a fallar lo que han han fallado. Ni aun el Gobierno R. Zapatero, que en su negociación con ETA asumió que el cese del terrorismo etarra exigía el desmantelamiento de la arquitectura legal levantada por el Gobierno Aznar para derrotar a ETA. La legalizacción de Sortu y el caso Faisán son pruebas fehacientes del mismo proyecto. Hemos de retrotraernos hasta la misma Transición y hasta el comienzo de la Democracia. ETA entonces no era lo que es hoy para la inmensa mayoría de los españoles, y no sólo para los independentistas, sus admiradores y seguidores, o para el el PNV, que compartía con ella parte principal de su ideario. Para casi todos los políticos de entonces, por uno u otro motivo, la política pentenciaria no era tampoco lo que es hoy, después de tan terribles experiencias. La rehabilitación y la reinserción de los asesinos primaba sobre todo. No sólo era tabú, era un disparate mayúsculo pensar y hablar de la necesidad del cumplimiento íntegro de las penas, que sólo a trancas y barrancas, y despues de muchos años de terror, se admitió por muchos de boquilla. Y luego, aquel estribillo de la unidad de la lucha antiterrorista, que sólo ayudaba a una política de mínimos resultados y de máximas concesiones. Un grupo de jueces progresistas puso letra jurídica a toda ese pensamiento débil seudo progresista. Que es el mismo seguramente  que el de los jueces del TEDH, lejanos de todo terrorismo, lejanos del sufrimiento de miles de víctimas. Cuando se piensa, se escribe o se habla en abstracto, igual da un crimen que veinte. Al editorialista de El País, que acoge estos días las voces coincidentes con el fallo, veinte años de prisión por veintitrés víctimas mortales no le parecen poco. Otro de sus voceros nos pontifica que este es el momento de poner las cosas a punto, equiparando a ETA con el Gobierno de España. Lo de siempre: la política de los dos extremos, para lucirnos los del medio, los progresistas de siempre, los liberales de izquierda, los perfectos, los eternos superiores morales, los que quieren seguir rigiendo el universo.