Archivo por meses: mayo 2014

L´esperit català

 

          Ahora que la cuestión catalana sigue estando candente y que Antoni Tàpies nos dejó no hace mucho tiempo, me detengo esta tarde ante este cuadro ya histórico, sencillo y complejo a la vez, tan simbólico como real, tan local como universal, legado por su propietaria navarra, María Josefa Huarte, al Museo Universidad de Navarra y expuesto ahora en el Bellas Artes de Bilbao. Típica obra de las muchas de Tàpies vinculadas a los graffiti de la calle y todo un mundo de protesta reprimida, clandestina, pero llena de vida, según su autor, que circulaba por los muros de su país, convertidos en testigos de todos los martirios y de todos los retrasos inhumanos, infligidos  a su pueblo. L´esperit català (1971) refleja una parte importante de la vida de Cataluña en los últimos años del franquismo. Surcado por las cuatro barras verticales de la bandera catalana -con o sin la leyenda trágica de la sangre heroica-, el cuadro está cruzado por pequeñas y claras inscripciones manuscritas horizontales, mayores o menores, donde la palabra Catalunya, y dret (derecho) frente a poder y llei (ley) predominan  sobre todas las demás. Me extraña un tanto que el catalán sea la sola lengua de la protesta, cuando tantas de ellas se expresaron tambien, por aquel tiempo, en castellano. Patriota progresista, como él se denominaba, al autor catalán todo acto de ese patriotismo le parece parte del embate esencial en pro del humanismo, la democracia y la libertad, en el que el artista juega como voz colectiva, casi anónima.

El cardenal Cisneros

 

          Tenemos los navarros una idea muy desfigurada de aquel franciscano castellano, fray Francisco Ximénez de Cisneros, confesor de la reina isabel, arzobispo de Toledo, inquisidor general para Castilla, fundador de la Universidad Complutense, cardenal, y regente del Reino (1506-1507 y 1516-1517)…, sólo porque hizo desmochar algunas torres y fortalezas de los agramonteses…,  y va y viene ahora el gran hispanista francés, Joseph Pérez, hijo de emigrantes valencianos, y nos trae uno de sus grandes libros, Cisneros, el cardenal de España. Ahí retrátale como un estadista de la modernidad, quizás el  más perspicaz y progresista que tuvo Europa en el siglo XVI. En un momento decisivo de la historia de España, así le vieron los contemporáneos españoles de los primeros Austria y, después, hasta los historiadores franceses, que no dudaron en ponderar la superioridad de Cisneros sobre su gran Richelieu, aquel cardenal que hizo de Francia un Estado centralizado y eficaz. Y es que el español murió demasiado pronto y no tuvo ocasión de conocer a Carlos I: algunos cortesanos hicieron lo posible para que no se conocieran. Según el hispanista francés, el regente castellano, hombre espiritual y religioso, con alma de fraile mendicante y muy próximo a los erasmistas, reformador del clero y de la Iglesia, salvó a Espña de la desintegración. No fue nunca un fanático. Nunca él hubiera publicado, v.g., el edicto de 1525 contra los alumbrados de Toledo. Con él, una decena de años más  en el nuevo Estado, la historia religiosa  de España  hubiera sido muy distinta de la que fue.

Todo dependerá de Jerusalen

 

         En el libro publicado antes de la visita de Francisco a Tierra Santa, Jerusalén capital de la humanidad, el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fouad Twal, escribe que los cristianos viven allí un interminable Viernes santo -emigración continua, persecuciones, compra y ocupación de tierras, destrucción de casas, muro de separación, fanatismo doble, acosos, guerrilla, violencias, paro, pobreza…-, pero no por eso se siente ni pesismista ni optimista, sino realista. La iglesia católica tiene allí 118 escuelas, varios hospitales, centros de refugiados, Cáritas…, instituciones todas ellas en las que sólo el 2% son cristianos: el mayor ejemplo de servicio,  de perdón y de reconciliación. Cree que el mejor remedio contra todo fanatismo y exclusión es  la eduación en las escuelas, en las universidades, en las celebraciones y reuniones…. Y que, al final, todo dependerá de Jerusalén: Jerusalén está allí, es la iglesia madre que da la bienvenida a los creyentes de todo el mundo. Es una madre, una ciduad santa, que debe ser santa, que acoge a todos. El gran secreto de Jerusalén es que es una ciudad que une a todos los creyentes y, al mismo tiempo, nos divide.

Izquierdismo

 

                El izquierdismo en algunos partidos adolescentes no es una enfermedad senil del socialismo, sino juvenil. Lo saben bien Blair, Gabriel, Valls o Renzi, verdaderos patriotas democráticos o responsables nacionales y europeos. No lo han sabido Rubalcaba, López o Jiménez.

“¡Nunca más, Señor, nunca más!”

 

El viaje del papa Francisco ha sido uno de los más hermosos, y eficaces -dentro de los muchos limites de tan atomentada zona política- de todos los los llevados a cabo por los papas. Cada acto, medido hasta el extremo, pero no por eso menos simbólico y generoso, ha sido noticia mundial, reconfortante para todo amante de Israel y de Palestina. Me quedo entre tantas sinceras palabras y gestos fraternales, con esa  oración -¿amarga?- que Francisco compuso en el museo del Holocausto, tras besar las manos de cuatro varones y dos mujeres, supervivientes de los campos de exterminio. En esa oración Dios busca a Adán (el hombre) y le reprocha la monstruosidad cometida. Al final del lamento por una crueldad semejante, Adán responde a la llamada:
Acuérdate de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber despreciado y destruido nuestra carne. ¡Nunca más, Señor, nunca más! Aquí estoy, Señor, con la vergüenza de lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, ha sido capaz de hacer.

Primeras impresiones

 

               En los medios informativos españoles era difícil encontrar esta mañana una información clara sobre las elecciones europeas habidas en la Unión Europea, porque casi todo su interés estaba volcado, como siempre, en la actualidad nacional, dejando un pequeño lugar a la muy importante visita del papa Francisco a Tierra Santa, que se ha visto preterida lamentablemente por las elecciones, y al magnate que ha ganado las elecciones en la atormentada Ukrania. Ni se han enterado siquiera de las elecciones parlamentarias en la troceada y compleja Bélgica, a la que salva de la ruina institucional la capital Bruselas y sus instituciones europeas. Y aún no tenemos un mapa claro con los resultdos de toda la Unión. Lo muy cierto es que más de la mitad de votantes europeos han vuelto a abstenerse, aunque la  tendencia negativa se ha contenido y el índice de votantes ha sido algo mejor, lo cual es una buena cosa. Millones de europeos (¡seres humanos europeos!) han votado molestos e indignados por las consecuencias de la crisis económico-social, dando sus votos mayoritarios a partidos de la oposición -Grecia o Portugal y en menor medida España, cuyo partido gobernante ha ganado por la mínima, perdiendo ocho diputados.  O han favorecido a un gobernante joven y reformista reciénn estrenado, como es el caso de Italia. O han confiado en partidos nacionales-nacionalistas, euroescépticos y anticentralistas en relación a Bruselas, como es el caso de Gran Bretaña, DInamarca, o el más grave y peligroso de Francia y, secundariamente, de Holanda, Austria, Hungría y Finlandia. Aunque, por muy distintos motivos, votantes anti sistema, ultras ultra quiere decir más allá de la derecha e izquierda democráticas-, de extrema izquierda y de extrema derecha, xenófobos, nacionalistas excerbados, indignados, parados, empobrecidos, emigrantes, jóvenes sin porvenir, demócratas exigentes y sensibles, europeístas decepcionados… han votado más en contra que a favor y han elegido  partidos nuevos o antiguos, algunos variopintos -el declive del bufón Beppe Grillo y del bufón Berlusconi es patético- y otros de prometedor porvenir. La Unión Europea es tan rica y compleja, que cualquier fórmula o receta de nivel nacional o regional no sirve. Es curioso, por ejemplo, que pequeños partidos o coaliciones independentistas, que van directamente contra el futuro de la Unión, le pidan más libertad o más protección. O que grupos que tienen en los regímenes autoritarios marxistoides su modelo pidan a la Unión más sentido y contenido social. O partidos tradicionales, que se han desangrado en votos por haber estado lejos de sus votantes y por haber preferido las cosas a las personas, la democracia informal a la democracia cotidiana, hagan sólo cábalas locales poselectorales o sólo piensen en tener el próximo presidente de la Comisiòn de su color político, y vuelta a empezar. La Unión de los 28 Estados, y los que vayan a venir, es la entidad política más difícil de gobernar del mundo, más que la Unión India, que ya es decir. Es una obra lenta y difícil y no podemos equivocarnos comparándola con la India, con los Estados Unidos de América, y mucho menos con un Estado europeo cualquiera, rojo, azul o verde. Cuando el mapa electoral europeo esté completo, será posible decir algo más. Mientras tanto, no intentemos llevar el agua a nuestro molino particular, ni el ascua a nuestras sardinas caseras. sino, justo, al revés.

Europa, nuestra patria

 

             Hoy, al fin de esta infausta campaña electoral, que debió haber sido europeista, y ha sido, en cambio, partidista, localista, personalista, nacionalista de partido y de facción, abusiva, agresiva, vengativa, navajera, en una palabra, absurda y hasta suicida, recordemos a los muchos verdaderos europeístas que se acercarán hoy a las urnas, intentando votar al mejor entre los buenos, los malos, los peores y los aborrecibles de toda laya. Ha costado muchos años, incluso siglos, que reconociéramos el hecho de Europa, hasta llegar a institucionarlo después de la segunda guerra europeo-mundial, cultivarlo y perfeccionarlo. Ni Dante, ni Pierre Du Bois, ni Podriebrad hicieron uso en su tiempo del nombre de Europa, ya mencionada por Hesíodo, en aquellos  generosos planes de paz y de unidad, que trazaron y que, sin embargo, se referían a Europa, en cuanto ella era de hecho la Cristiandad católica, por la que trabajaban. En la aurora del Renacimiento, Aeneas Silvius Piccolomini, uno de los más gloriosos humanistas de su tiempo, elevado al pontificado bajo el nombre de Pius II en 1458, el mismo año en que la gloriosa Bizancio caía en manos de los turcos, será  el primero en designar por su nombre legendario y pagano -llamándola casa, sede, patria propia- aquella parte del género humano -somos, realmente, una región del mundo-, cuyos esfuerzos de unidad iban dirigidos precisamente contra los Estados Pontificios y sus pretensiones temporales. En su tratado De Constantinopolitana clade ac bello contra Turcos congregando (Sobre la guerra de Cosntantinopla y sobre la guerra convocada contra los turcos), exclamaba el humanista cristiano europeo de su tiempo:

           Nunc vero in Europa, id est, in patria, in domo propria, in sede nostra, percussi caesique sumus.
(Ahora es, en la misma Europa, es decir, en nuestra patria, en nuestra propia casa, en nuestra sede, donde somos atacados y muertos).

“¿Cómo lo puede sufrir el amor que me tenéis…?”

 

            Es cierto que yo me he regalado hoy con el Señor y atrevido a quejarme de Su Majestad, y le he dicho: ¡cómo, Dios mío!, que no basta que me tenéis en esta miserable vida, y que por amor de Vos paso por ello, y quiero vivir adonde todo es embarazos para no gozaros, sino que he de comer y dormir y negociar y tratar con todos, y todo lo paso por amor de Vos, pues bien sabéis, Señor mío, que me es tormento grandísimo, y que tan poquitos ratos como me quedan para gozar de Vos, os me ascondás; ¿cómo se compadece esto con vuestra misericordia?, ¿cómo lo puede sufrir el amor que me  tenéis? Creo yo, Señor, que si fuera posible poderme asconder yo de Vos como Vos de mí, que pienso y creo del amor que me tenéis, que no lo sufriérades. Mas estáisos Vos conmigo y veisme siempre, no se sufre esto, Señor mío; suplícoos miréis que se hace agravio a quien tanto ama.

            (Santa Teresa de Jesús, Vida, 37, 8)

Últimos aforismos

 

El fracaso de muchos políticos se debe a que han seguido al revés el consejo del abogado y activista norteamericano pro derechos humanos Ralph Nader: La única función de un líder es producir más líderes, no más seguidores.

Todo insulto es un asalto: un asalto contra alguien a quien se quiere derribar.

Parece invariable la fórmula condicional de los personajes públicos a la hora de presentar sus excusas: Si alguien se ha sentido ofendido, o Si he podido molestar a alguien… Lo que quiere decir que ni admiten el yerro ni responsabilidad objetiva alguna.

 

Sierras de Urbasa y Andía

 

            Las Sierras de Urbasa (bosque de agua) y Andía (la grande) son sierras -mesetas calizas- , hermanas pero no gemelas, separadas por la falla de Zumbelz, que se alarga desde la ermita de San Adrián hasta las Peñas de Echávarri.
Pobladas desde tiempos protohistóricos, y un día montes realemgos, son hoy de aprovechamiento comunal para todos los navarros.
Sinclinal colgado entre los corredores del Arakil y el de las Améscoas, la sierra de Urbasa; y, entre Ergoyena, Altos de Goñi, Sierra de Sarbil y depresión de Estella, la de Andía, el agua de lluvia acidulada labró su arriesgada y violenta crestería septentrional y en muchas partes formó lapiaces, dolinas o torcas, uvalas, fosas, simas (Otxoportillo) y cañones (el río de Guembe, de Ondan, de Erbioz, o el Iranzu).
Los acuíferos de Urbasa vierten hacia el manadero del Urederra y las fuentes de Améscoa; los de Andía hacia los manantiales de Arteta, Riezu, Ibero, Echauri y hacia el río Arakil.
Mucho más arbolada y turística la de Urbasa, mucho menos la de Andía, ambas son pequeños paraísos pra ganaderos y pastores, montañeros y excursionistas.
El uso y abuso de los mismos hicieron que el Parlamento de Navarra declarase, un día no lejano, Parque natural el conjunto de las dos sierras hermanas, la verde y la gris, a fin de preservarlo y mejorarlo, haciendo posible su común disfrute.