Razón y fe en el siglo XXI

 

         Habla Arturo Pérez Reverte de su nueva novela, Hombres nuevos, hombres ilustrados del siglo XVIII, en la que se hace una crítica constante a la fe y a la Iglesia, aunque no falte el académico del tiempo que las defienda, y el autor se desentienda de esa crítica aduciendo que habla por boca de Jovellanos, Moratín, Cadalso, Diderot o Rousseau. Cuando el entrevistador le pregunta si no ve posible una conciliación entre razón y fe, ésta es la respuesta del novelista: En el siglo XVIII era posible, ahora es más difícil. El mundo ha evolucionado y hemos recorrido mucho camino; hay más conocimiento; el ser humano -dentro de lo que cabe- es más lúcido… Y creo que mantener ahora ciertos dogmas de fe frente a una lógica ilustrada es más dificil.- Reverte reduce casi aqui Ilustración a Ilustración fancesa, la más crítica con la Iglesia y con la fe cristiana; hombres ilustrados y piadosos como Jovellanos, no tuvieron nada de anticristianos. Por otra parte, ahora es cuando el Concilio Vaticano II -compárese con el de Trento, vigente en el siglo XVIII-, la Teología de las cosas temporales, la Teología política, la Teología de la liberación, la Teología de la mujer…, y, sobre todo, el enorme progreso de la crítica histórica de la Biblia han hecho la presentación de ciertos dogmas, de Dios, Cristo y la Iglesia, mucho más lógica, cristiana -si se puede hablar así- y accesible a la razón y al mundo de hoy. Pero tal vez el novelista Arturo Pérez Reverte, que en sus escritos semanales da continuas muestras de anticlericalismo, no ha acabado de enterarse.