El silencio y el habla en la tradición benedictina (I)

 

                      Escucha es la primera palabra de la Regla de San Benito. La vida monástica es un entrenamiento en el arte de escuchar, que empieza por el silencio, se desarrolla con la atención y se perfecciona con la comunicación. En el capítulo 4º san Benito insta a los monjes a no hablar en exceso, a no tener conversaciones maliciosas o tontas, y a no reír a carcajada tendida, sin ton ni son.

El silencio, al que he dedicado mucho espacio en este Cuaderno, es un recurso menguante en el mundo contemporáneo. El ruido es muchas veces necesario e inherente al progreso científico y técnico, pero otras veces un medio para huir del silencio o para no escuchar nuestra voz interior.

El silencio puede ser pleno y consciente, o un medio de comunicación sin interferencias.

San Benito insistía en que los monjes se escucharan unos a otros. Todos al abad, que ocupa el lugar de Cristo; los mayores a los jóvenes, porque Dios  les revela a menudo el mejor camino, y todos a todos.

El habla debe surgir de la humildad y estar al servicio de la verdad, y todos deberíamos tener a una persona a quien podamos ser  plenamente sinceros sobre nosotros mismos.

Si el uso más elevado del lenguaje es la alabanza a Dios, enseñar a los demás no puede andarle muy a la zaga. La tradición monástica hace hincapié en el deber del superior de enseñar tanto con la palabra como con el ejemplo.

 

¿Quién depreda sexualmente en España?

 

                     El Consejo de Ministros y Ministras de España aprobó el 23 de abril de 2024 un plan de prevención y reparación integral para las víctimas de la iglesia, que contempla, entre otras medidas, indemnizaciones a través de un organismo independiente configurado por expertos de distintas áreas para los casos prescritos o que no hayan podido probarse ante la justicia.

¿Solo para las víctimas de la Iglesia?

El plan de la Moncloa, que se implantaría de aquí a 2027, término de la Legislatura, contempla también un acto público con las víctimas y sus familiares, así como la ampliación  hasta los 35 años de la prescripción de la responsabilidad civil y, en algunos casos, eliminarla. Se añaden otras medidas, como el refuerzo de las labores de supervisión de las inspecciones educativas  y la formación de coordinadores de bienestar, o la creación de salas amigables en los juzgados para evitar en los juzgados el contacto de las víctimas con sus agresores. A la par, se garantiza la asistencia jurídica gratuita a este colectivo.

¿Solo para las víctimas de la Iglesia?

Mientras la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), antes de establecer un juicio sobre los planes del Gobierno, subrayaba que  los estudiará detalladamente, la Conferencia Episcopal Española, más avezada a las tretas de los Gobiernos, respondía de inmediato: que el texto gubernamental parte de un juicio condenatorio de toda la Iglesia, realizado sin ningún tipo de garantía jurídica, señalamiento público y discriminación  por parte del Estado. (…) La Iglesia no puede aceptar un plan que discrimina a la mayoría de las víctimas de abusos sexuales (…) No se pueden plantear unas medidas de reparación que, siguiendo el informe del Defensor del Pueblo, dejaría fuera a nueve de cada diez víctimas.

¿A quién teme el Gobierno cuando oculta a nueve de cada diez depredadores sexuales en España? A sus funcionarios públicos, los profesores de colegios públicos, institutos y universidades? ¿A los responsables, técnicos, preparadores, entrenadores… de equipos deportivos e instalaciones deportivas? ¿A sus propios políticos, algunos de los cuales han sido ya condenados por delitos de índole sexual? ¿A muchos de sus amigos, votantes, clientes…, ya que la gran mayoría de depredaciones sexuales se dan en las casas, viviendas y centros familiares y parentales de recreación?

¿Quién depreda sexualmente en España?

El clamor indígena en la ONU

 

                        Hace solo dos semanas, en el marco del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas (UNPFII), celebrado en Nueva York, la voz de las comunidades aborígenes de mundo resonó con fuerza para denunciar el genocidio que están sufriendo por cuenta del extractivismo. Parece que en España no se haya enterado nadie.

Latinoamérica estuvo representada en la cumbre de la ONU por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (REMAM), que luchan por el derecho de los pueblos originaros a vivir con dignidad y paz. Estuvieron también presentes el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y el Programa Universitario Amazónico (PUAM).

Laura Vicuña, religiosa de pueblo kariri de Brasil y vicepresidente de la REPAM, denunció el genocidio inminente por la invasión de los madereros, mineros y pescadores. Panamá lidera la lucha antiminera en el continente. Enit Sánchez, otro indígena panameño, destacó que los pueblos indígenas de su país, arraigados en una historia de defensa de los recursos naturales, se enfrentan a desafíos cada vez más apremiantes. Y pidió el auxilio de la comunidad internacional:

 Han sacado a los indígenas de sus territorios ancestrales hacia áreas remotas y muchas veces inhóspitas (…) por la búsqueda de recursos naturales valiosos, como el oro y el cobre, y que ha generado graves preocupaciones entre los pueblos aborígenes sobre e impacto en sus vidas y culturas.

Pero estas voces agónicas apenas se oyen en el mundo.

Homenaje a Andrés Ortiz-Osés

            Un amigo, discípulo fervoroso de aquel gran hombre. que fue Andrés Ortiz-Osés, a quien tuve la suerte de conocer, tratar y leer, me envía un racimo de aforismos, uno de los géneros en que fue un maestro. Educado en Comillas, Roma e Innsbruck, profesor en Zaragoza, Salamanca y sobre todo en Deusto, fue, como le define uno de sus discípulos, Patxi Lanceros, una fuerza de la naturaleza, todo un creador, animador, pedagogo. Fundador en España de la hermenéutica simbólica, filósofo, ensayista, escritor, aforista…, Autor de una treintena de libros deslumbrantes. Profesor queridísimo de sus alumnos. De todo esto que digo se reirá él en el cielo de Dios, porque era un pequeño ángel o diablo del humor, que es más completo que la humildad, o es la humildad todo terreno.

He aquí algunas muestras de su sabiduría:

 

El hombre es un animal eximio: ex simio.

Vida: lo que les pasa a los muertos. Muerte: lo que les pasa a los vivos.

Amor: gran festín, que nos deja más hambrientos.

Felicidad: palabra dicha con facilidad. Falicidad:  palabra dicha con felicidad.

Maestro: el que enseña lo escondido. Discípulo, el que esconde lo enseñado.

Revolución: evolución con revólver.

Sirviente: el que sirve porque no sirve.

Boina: funda mental a menudo fundamentalista.

Sexo: fricción sin ficción. Amor platónico: ficción sin fricción.

Loco: ido. Cuerdo: vuelto.

Japonés: nikita nipón.

Armas de destrucción masiva: armas de destrucción más IVA.

Antes los alumnos eran marxianos: Ahora son marcianos. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aquella Navarra y esta

            No he leído  -no hay tiempo para todo- los tres libros que mi estimado Luis Ordoki Urdazi, secretario general de la Cámara de Comptos de Navarra durante 33 años, desde que yo era presidente del Parlamento, ha escrito sobre Navarra. Espero leerlos algún día. Pero me ha interesado mucho la entrevista que Eva Fernández le hace en Diario de Navarra tras la publicación del tercero de esos libros: Navarra; reflexiones sobre su identidad y futuro.

Ordoqui habla en cierto momento de las dos almas básicas en materia identitaria, la navarra y la vasquista, y, si la primera pone el acento en Navarra como Comunidad Foral diferenciada, la heredera de Vasconia pone el acento en sus señas de identidad vascona y el euskera .

Ya comenzamos mal. No sabemos bien qué se quiere decir con eso de heredera de Vasconia, nombre muy indeterminado dado por los romanos, que ni de lejos quería decir que todos los habitantes del territorio de la futura Navarra fueran vascones, y que luego se repitió con una gran ignorancia de lo que fuera aquella prístina realidad. Pero sobre todo eso de reducir la Navarra vasquista a poner el acento en sus señas de identidad vascona (¿qué es eso?) y el euskera, o es una ingenuidad o una ocultación de lo que realmente la constituye.

La cosa merece un largo tratamiento, que dejo para otro lugar. Cuando el autor evoca   e invoca esa tercera identidad, la vasco-navarra, el sentimiento vasco – navarro de cierta unidad entre mediados del siglo XIX y mediados del siglo XX, que se empieza a quebrar con la Segunda República y la Guerra Civil, no da cuenta de un hecho capital: los éuskaros y hasta los nacionalistas vascos de la Comunión Nacionalista Vasca (1913-1930) no eran separatistas vascos. Seguían muy mayoritariamente el unionismo fuerista, todo lo crítico que se quiera, del maestro Arturo Campión, fuerista liberal, integrista y nacionalista vasco por etapas, supremacista geográfico e histórico donde los hubiera, pero no imitador del secesionista Arana Goiri; no defendían como principio fundamental el derecho de autodeterminación, que hace imposible todo Estado bien constituido, ni tenían como objetivo previo la integración de Navarra en la Euzkadi sabiniana, donde Navarra, dígase lo que se diga, se diluyera, se hundiera y se ahogara, con un solo Gobierno y Parlamento Vasco, cuatro Diputaciones y tres Juntas Generales más un Parlamento Navarro de pacotilla.
No sé si Ordoqui ha leído el libro de Antxustegi, El debate nacionalista. Sabino Arana Arana y sus herederos, y dentro de él el discurso de Eduardo Landeta Los errores del nacionalismo y sus remedios (1923).  De él di cuenta hace tiempo en DN. Ahí se explica muy bien la diferencia entre aquel nacionalismo, aquel vasquismo, y el que comenzó a ser tan distinto en la República y en la Guerra Civil. Me pasma, por otra parte, la poca importancia que se da a ETA –Luego llega la Transición, aparece ETA y se revuelve todo-  y a sus brazos políticos y sociales. ¿También la herencia vascona es parte nuclear de su identidad? ¿No tienen  otra?

Eso sí, hay un momento feliz en que el autor deja ver una realidad capital y decisiva, que no se dilucida demasiado en toda la entrevista, cuando defiende la premisa que del hecho de  defender la cultura y  la lengua vasca no sea en detrimento de su independencia institucional [la de Navarra]. ¡Acabaramos!

Si el valor de los valores políticos es la confianza, como parece sostener el bueno de Ordoqui, tamaña virtud solo se fía de/en una sólida realidad.

 

“La máquina del fango”

 

                                    Por muy director de ABC y de La Voz de Galicia que haya sido, el director del diario digital El Debate, Bieito Rubido, nunca debió decir en la tertulia política que el fin del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, va a ser más trágico, o que ha comprado los boletos para terminar su carrera política de la forma más trágica posible, porque la forma  más común de entender tales expresiones es  una muerte violenta.

Pero ni siquiera esa desafortunada y reprobable expresión justifica el que todo un ministro, el ministro valentón y fachendón de Obras Públicas, Oscar Puente, patrón de todos los que acusan de la derecha y la ultraderecha de ser máquinas de fango y de ser maestros del odio y la mentira, aproveche su ministerio para calificar al periodista de carcundia, fascismo puro y duro, matón de la derecha de toda la vida, no periodista y gente que apesta la tierra. Como se ve, ¡florecillas franciscanas de amor y de paz…! Lo cierto es que me cuesta recordar algún ministro en la historia de España tan procaz y execrador.

Al día siguiente, la concejal de MAS MADRID, aquella demócrata ejemplar que asaltó una de las capillas de la universidad de Madrid, al grito de ¡Arderéis como en el 36!, era expulsada de la sesión del ayuntamiento de Madrid por llamar nazis a los concejales de VOX. ¡Otro ejemplo de  moderación y de democracia! Difícilmente encontraremos entre los socios de Sánchez, incluido el mismo PSOE. un político que no llame fascistas a todos sus adversarios políticos, y de ahí para arriba. Los que tenemos una cierta experiencia política sabemos bien cómo nos han tratado, qué cosas no han dicho de nosotros los actuales socios preferentes de Sánchez en el actual Congreso y en el actual Gobierno durante tantos años.

Y ahora vienen, cubiertos de pieles de cordero, a predicar la verdadera democracia, haciendo gala de respeto y moderación, cruzados laicos contra el odio y la mentira. ¡A otros perros con esos huesos!

La parroquia, hoy

 

      José San José Prisco (Valladolid, 1966), Operario Diocesano y catedrático de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca, acaba de publicar  el Manual para párrocos, en el que derecho canónico y acción pastoral caminan de la mano ayudando al día a día de la vida parroquial.

Cuando se le pregunta al autor sobre los cambios que hay que llevar a cabo para que la parroquia de hoy responda a la vocación misionera de la Iglesia, responde:

Creo que el reto más urgente para la parroquia, en una Iglesia inmersa en el camino sinodal, es que se convierta en el lugar donde se valoren y sean llamados a colaborar la multiplicidad de ministerios y carismas que hay e la comunidad. No se puede salir hacia las periferias, responder a la vocación misionera de la parroquia sin agentes implicados en esta tarea.

Sigo pensando que hasta que, si no en cada parroquia, pero sí en cada arciprestazgo o en cada zona pastoral en que se divida la diócesis, no se formen los grupos de laicos que puedan sustituir cada semana a los sacerdotes que no pueden llegar a todas partes, y no se confíe plenamente en ellos, sin tener que recurrir siempre y en lodo lugar al clérigo, no habremos dado un paso adelante en el camino de la desclericalización, de la que habla el papa Francisco, y mucho menos en el camino sinodal.

La “limpieza” de Sánchez

 

                 Cuando algún político habla a estas alturas de limpieza. nos viene a las mentes de inmediato la limpieza étnica que han llevado a cabo, siempre que han podido, todos los nacionalismos, todos los separatismos étnicos, es decir, supremacistas, racistas o canallas del género. La limpieza es también propósito frecuente de los populistas exacerbados, que, aun moviéndose en la onda de la derecha-izquierda, quieren acabar con los adversarios que consideran enemigos, con los opuestos que juzgan dignos de exclusión y de anulación,  como lo demuestran todas las especies de comunismo y de fascismo que en el mundo han sido.

Siendo nuestro presidente del Gobierno un populista narcisista y ególatra, un irresponsable sin escrúpulos, y un levantador de muros entre los españoles, según se atrevió a decir en las Cortes, cualquier género de limpieza es muy de temer. Máxime, cuando nos amenaza a la vez con un punto y aparte dentro de su política, y con una nueva regeneración. que no se definen.

En primer lugar, habría que ver si la degradación, la sinrazón, el descrédito, las políticas de la vergüenza, el fango, las prácticas tóxicas…, de lo que habla  el presidente no han salido durante estos últimos años de sus propias filas o de las filas de sus socios preferentes. Algunos sabemos bien de prácticas tóxicas en nuestra tierra de parte de su partido y sobre todo de los predecesores de su hoy socio preferente BILDU, entre las cuales la extorsión, la calumnia, la amenaza, el destierro o la muerte eran las preferidas. Ayer el periodista independiente Carlos Alsina hacía un recuento sintético de las prácticas tóxicas que sufrieron, entre otros, sus enemigos políticos Aznar y su señora, Rajoy y su señora, Feijóo y su señora, y no se retiraron cinco días de sus presidencias para rumiar venganzas, despiques y represalias. 

Y no nos engañe  convirtiendo en quejumbre amorosa lo que es sobre todo una treta política y electoralista, con la que que ha engañado sobre todo a los suyos, los que sí creyeron, porque temieron, que la amenaza de dimisión iba en serio, Si quiere tanto a su mujer, siga más de cerca sus actuaciones y negocios, y, si toca defenderlos, que ella los explique y dé razón de los mismos, cuando alguien tan serio como los digitales El Confidencial o The Objective los ponga en duda, como hace  todo el mundo, o como su partido y su socios han exigido siempre hacer.

De todos modos, de esta comedia, teatro, farsa, circo, cuento, chiquillada, fuga adolescente, órdago a la Sánchez… – Antonio Elorza lo ha comparado con la falsa retirada de Fidel Castro contra el presidente Urrutia-, el presidente, habitualmente mentiroso y tramposo, ha salido más débil, más inhabilitado (sobre todo ante la prensa internacional), más desnudo, más ridiculizado. La emisión de El Hormiguero de ayer, lunes,  lo dice todo. La movilización, que él ha promovido con su finta, y ahora sigue ordenando y proyectando, ha sido muy escasa; la reacción de sus medios favorecidos, fría; la de sus socios independentistas, fanfarrona  y befadora; la de los medios adversos, despectiva, cruel incluso..

Las víctimas visibles de su desquite son a todas luces la judicatura y la prensa libre digital. Ambas lo saben desde hace tiempo y desde hace tiempo se miden con él. Están dispuestas a todo. A resistir al llamado Resistente. Se saben más capaces que Sánchez a la hora de defender y promover la democracia, última de las virtudes, último de los principios y valores de los que el presidente quiere apropiarse para su personal y partidista propaganda. Cuentan con su verdad institucional y constitucional. Con sus lectores y sus ciudadanos defensores sobre todo, También con la legislación y la praxis europeas, aunque en cuestión de justicia, la Unión Europea no pase de aprendiz.

Y somos muchos, muchísimos, los que seguiremos impidiendo, obstaculizando, o al menos  denunciando y condenando, hasta que el cuerpo aguante, cualquier limpieza, se llame como se llame. Ni Nieto, ni Caño, ni Cebrián, ni Savater, ni Varela, ni Alsina, ni Cardero, ni Elorza…, ni tantos otros son la derecha extrema o la extrema derecha. Y son muchos los/las derechistas, tan demócratas o más que él, resistentes al sanchismo, los que forman la primera fila, con su vida y su palabra, de los españoles obstinados en jugar limpio y en oponernos a cualquier juego sucio.

PD. Hablando de democracia, acabo de ver el anuncio del libro España, terra incognita.  El asedio a la democracia, escrito a dos manos por el ex ministro de Asuntos Exteriores y diputado al Parlamento Europeo, José Manuel García Margallo, y Fernando Eguidazu.

Castros de Murillo el Fruto y Santacara (y II)

 

                     Mucho más difícil nos ha resultado encontrar el otro castro de Murillo el Fruto, del que nos habla Javier Armendáriz, que lo descubrió y estudió hace ya muchos años. Lleva de nombre Legazpia, nombre proveniente tal vez del vasco legar, grava o guija, aunque me temo que sea un nombre reciente. A un kilómetro y pico del río Aragón, que  quizás otrora estaba más cercano, con una altura de 352 metros y una superficie de 16.900 metros cuadrados, el poblado habría llegado desde el Hierro Antiguo hasta la Edad Media, como lo atestiguan cerámicas de todas las épocas y varios molinos de mano. Cultivado durante mucho tiempo, su muralla de tierra y piedra estaría seccionada por dos acequias de riego muy posteriores, y una gravera y ulterior depósito de escombros en el siglo XX lo habrían destruido casi del todo.

Desde la carretera, y leído un mapa tras otro, no acabamos de identificarlo. Subimos y bajamos en uno de los promontorios cercanos. Vamos luego más allá, contrastando los datos documentados. Bajamos por un camino que se abre entre unas huertas, con altos cardos y altas acelgas. Intentamos avanzar hacia unas cotas elevadas de terreno que nos parecen las más identificables, pero una cadena de hierro nos impide la única entrada que parece accesible.

Nos cansamos. Nos vamos. Y llegamos a Santacara, cuando el cierzo ha aligerado un poco su acoso constante, el cielo se ha empedrado de cúmulos grandes y nimbos diminutos, y el sol, en su huida, se deja ver de cuando en cuando.

Hemos visitado varias veces las ruinas romanas de Cara, Bien de Interés Cultural (BIC), obra excelsa de la arqueóloga María Ángeles Mezquíriz y su equipo en los años setenta y ochenta. Siempre nos han causado una penosa impresión. Falta, a la entrada a la villa, una segura indicación de la ciudad romana. Subimos esta vez al cerro testigo amesetado, de planta oval y  347 metros de altitud, donde se construyó el Colegio Público y el frontón, que destrozaron buena parte del sitio original del castro, pero vemos que desde aquí no tenemos salida. Bajamos hasta el yacimiento, que parece una finca más, sin pizca de atractivo en todo su entorno. Unos pinos y cipreses mal colocados, debajo de un hortanco descalabrado, pueden parecer, en el mejor de los casos, que nos acercamos a un lugar romano. Solo el panel grande, aunque muy incompleto, nos parece adecuado. La finca contigua, parte del antiguo espacio urbano, sigue estando, y más esta primavera, repleta de maleza y contiene una exposición descarada de maquinaria agrícola abandonada y de varios carromatos de desecho. Varios indicadores dentro del pequeño espacio excavado están rotos. Solo quedan las venerables piedras del cardo romano y de unas pocas calles ortogonales adyacentes, azulencas mayormente o con motas amarillas por los líquenes que las recubren. Parece que están reclamando un trato mejor.

En la primera línea quedan los grandes bloques de piedra arenisca careada, labrados solo por su cara vista, que formaban la muralla, de 3 y 4 metros de anchura, de origen prerromano, cuando el poblado primitivo, en el Hierro Medio o Final, se expandió hacia el Sur y hacia el Este. No sabemos las dimensiones del poblado (¿8.000 metros cuadrados?) ni del espacio auxiliar, probablemente mucho mayor. Cercano tenían el río Aragón, ahora a 680 metros, pero entonces acaso mucho más próximo. En su entorno se han encontrado, además de las habituales cerámicas, así como campanienses y aretinas de importación itálica, ases ibéricos de las cecas de Bilbiliz, Arsaos, Cese, Kalagoricos y Turiasu. Armendáriz sospecha que algunos de los enterramientos infantiles que Mezquiriz atribuye a época romana pertenezcan en verdad a etapas anteriores.

De la importancia de la ciudad romana de Cara, como cruce de caminos, entre los siglos I a IV d. C., dan cuenta seis miliarios descubiertos que hablan de ella. Tene una extensión calculada entre 16 y 18 hectáreas, equivalente a 24 campos de fútbol de hoy. Lo que quiere decir que lo excavado hasta hoy es una parte mínima. Entre los objetos romanos encontrados sobresalen los  capiteles corintios procedentes de algún templo o edificio singular de la ciudad, hoy en el Museo de Navarra.

Paseamos luego por un camino abierto en lo que un día fue un foso del castro antiguo, encima de la ruinas romanas, en plena ladera oriental del cerro. Encima y debajo del paseo lo ocupa todo un exuberante y silvestre cardedal, acompañado de cebadillas, avenas locas y otras hierbas altas. Al menos en primavera, puede parecer un espacio ornamental.

En algún momento de la Edad Media la población urbana buscó la protección en un lugar más seguro, como muestra una torre supérstite del castillo, levantado en el siglo XIII en otro cerro mucho más elevado que el nuestro, y demolido, como el vecino de Murillo,  tras la conquista del Reino. Es el santo y seña de Santacara.

Castros de Murillo el Fruto y Santacara (I)

 

            Pensábamos visitar esta vez los castros de Funes y Milagro, siguiendo las rutas del Arga y del Ega de las últimas semanas, pero vimos que el castro de El Cabezo de San Mauricio -evocación de una ermita desaparecida- era ya solo un nombre en el regadío funesino, y que de  El Castillazo milagrés quedaba solo un peñasco del espigón fluvial que lo sostenía. Y cambiamos el Oeste por el Este de Navarra

La lluviosa primavera de este año ha hecho que a estas alturas de abril, las mostazas negras, que aquí llamamos ziapes y los cardos, los marianos mayormente, ocupen y rebosen los orillos de las carreteras  y oculten hasta los letreros que los probos munícipes han ido colocando en las afueras de de cada lugar contra las agresiones sexuales y otros maleficios.

Hoy hemos tenido que salir más tarde de Pamplona, y directamente organizamos nuestro déjeuner sur l ´ ´´´´´´herbe  (tomado prestado a Manet)  en el jardín exterior, un tanto anticuado, del monasterio de La Oliva, al lado de unos lozanos herbales de trigo a punto de granar, y bajo el rumor coral de los altos, lanzales, plátanos que, junto a unos pinos y cipreses solemnes y unas desvencijadas acacias, nos rodean.

Pasado el Aragón, que baja robusto y verdiazul  desde las nieves pirenaicas, ahí está, como su nombre lo señala, Murillo (de murellum), con su muro, su muralla, su fortín, su castillo, su castellar. Según Menéndez Pidal, El Fruto (de freto, freito, frito, fruto, en navarro-aragonés y participio del verbo latino frangere) es igual a El Fracto, el roto, el destruido.  Por la calle de San Andrés, donde comenzó a edificarse el caserío actual en el siglo XVI, seguimos al indicador que nos dirige a El Castellar o Altobarrio, como se le ha llamado siempre, porque fue el primer barrio prerromano-romano-hispanogodo-medieval: un mogote rocoso de 423 metros y 80 sobre el caserío actual, cubierto desde los ochenta de pinos carrascos.  Subimos contra el cierzo de cara, que hoy bate recio también, entre cardos, mostazas blancas y negras, viboreras, amapolas, manzanillas gordas… y todas esas flores amarillas de la primavera que voy nombrando durante las últimas excursiones. Al pie del montículo, donde se abre el sendero, dentro de un coche pequeño dos jóvenes sudamericanos oyen música. Una madre joven y guapa, con un niño de la mano, baja de la cima.

-Hola, ¿no es difícil, no?
-No, además todo está bien indicado.

El sendero serpea prudente, sin grandes rampas, entre los pinos, a los que han cortado todas las ramas inferiores,  seguramente para limpiar el monte y evitar cualquier incendio. Cuando llegamos a la cima, de 423 metros, el cierzo implacable nos da un volantazo y tenemos que sostener los gorros para que no nos los lleve lejos. El lugar era pintiparado para la defensa y la vigilancia del poblado en tiempos del Hierro Antiguo hasta el Final, según los fragmentos de cerámicas encontrados por Armendáriz, además de abundante vajilla medieval. Bastaban los fosos que separaban el espacio poblacional y el económico (antecastro), con casi 12.000 metros cuadrados en total. Sobre la muralla del castro se edificó el castillo cristiano en el siglo XII, desmantelado tras la conquista de Navarra, del que quedan unas ruinas. Sus piedras fueron cantera para la nueva iglesia parroquial montada sobre los restos de otra gótica y para  el caserío que comenzó construirse bajo el flanco oriental de monte. Sobre las ruinas de la torre del homenaje se levantó en 1957 el feo monumento al Sagrado Corazón de Jesús, de 2.500 kilos de piedra, llevado a cabo “por aficionados”, como dice la página informática del Ayuntamiento. Cuando nos acercamos al mirador, verdadero balcón de piedra del cerro, donde hay un panel de vistas, cerca del viejo aljibe, el ventarrón está a pique de tirarnos por la pendiente.

Debajo de nosotros, el pueblo, de población decreciente, es mucho más extenso de lo que parece a quien solo pasa por la carretera-Calle Mayor, con la iglesia de Santa María y la Casa consistorial o Casa grande como los edificios céntricos. El viento nos trae y nos lleva los acordes de la banda municipal o de una fanfarria que no cesa de tocar en la parte más alejada de la villa.

Llanura aluvial del río Aragón, a un kilómetro de aquí, con unos pocos regadíos y amplios campos de cereal. A nuestra vista, con las manos sujetando los gorros: las alturas de Gamazos, La Atalaya, San Miguel; Punta Atalaya; El Saxo…; más  cerca, el monasterio de la Oliva;  hoy no se ve Moncayo, cubierto de nubes densas, torvas, tormentosas, y, a nuestra diestra, Santacara, con su otro castro y otro castillo arruinado, y una mano de piedra en forma de torre vaciada, que nos dice que vayamos para allá.