La Comunidad de Sant´Egidio

 

        Cuando oigo hablar de la crisis de vocaciones religiosas, siempre pongo, entre otros muchos que podría poner, el ejemplo de la Comunidad de Sant´Egidio, cuyos miembros llegan a 50.000 en todo el mundo, la cifra que hace años tenía la Compañía de Jesús. Y la Comunidad, a la que llaman la «ONU del Trastévere», no es, pese a su juventud, ni menos católica (universal), ni menos eficaz, ni menos admirada y admirable que la Compañía en sus mejores tiempos, o que en su día fueron los dominicos, los franciscanos o los benedictinos. La recuerdo ahora, tras leer sobre la visita  reciente del papa Fancisco a su iglesia y barrio del Trastévere romano, de donde partió y parte la Comunidad a llevar el evangelio de la paz, del servicio y del amor, el Cristo de hoy, a todo el mundo. Nacida en Roma en los años de la contestación (1968), de un un grupo de jóvenes universitarios -Andrea Riccardi, entre otros-, es hija del Concilio Vaticano II. Con los lemas de la gratuidad, amistad, diálogo, servicio y medios pobres, ha sabido conjugar fe y compromiso civil, catolicidad y espíritu de diálogo. Y con la liturgia y la oración comunitaria y personal, «la primera obra de la Comunidad», la amistad con los pobres. En África, Asia e Iberoamérica ha multiplicado las comunidadedes en las periferias urbanas y sociales. Pero, además, ha llevado frutos de paz por todo el mundo, desde sus campañas por la abolición de la pena de muerte, contra el sida en África, en defensa de los derechos de los inmigrantes y refugiados… O con los Encuentros internacionales e interreligiosos de Asís, comenzados en 1986 por Juan Pablo II y que la Sant´Egidio continua y desarrolla después dando vida a la Asociación Internacional Hombres y Religiones. Con los años la Comunidad se ha transformado en una fraternidad internacional dedicada a globalizar solidaridad y amistad a lo largo de las fronteras del mundo. Para la comunidad nacida en Roma, la guerra es la madre todas las pobrezas, una aventura sin retorno y una derrota de la humanidad, como vienen diciendo los últimos papas. Y para hacer imposible cualquier guerra en el mundo o para ponerle remedio ha ido acudiendo la Comunidad de Sant´Egidio a todas partes. Su primer gran éxito fue en Mozambique, tras 27 meses de negociaciones, en 1992. Luego vinieron  Argelia, Guatemala, Líbano, Irak, Turquía…, o, en nuestros días, la República Centroafricana (2013). En Sant´Egidio la paz es una responsabilidad cotidiana de todo miembro, que asume ese compromiso sobre todo en la oración: «Nosotros -dicen en la Comunidad- creemos en la fuerza histórica de la oración que, a través de la invocación insistente al Señor, cambia el mundo. Y lo hemos experimentado en muchas situaciones que parecían sin solución».- ¿Quién habló de crisis en las vocaciones religiosas? ¿De qué religión hablamos?