La exclusión es el peor efecto de la pobreza. Una pobreza no excluyente puede pasar por honradez. Una pobreza excluyente se vive como una maldición. Desde comienzos de 1990 hay en España un 19´5% de pobres y en torno a un 5% por ciento de exclusión extrema, que seguramente van a crecer en términos sociológicamente medibles tras la grave crisis que padecemos.