En DN de ayer, Ricardo Fernández Gracia, a quien tantas informaciones e ilustraciones sobre la historia de Navarra debemos, sintetizaba el legado santa Teresa en nuestra Comunidad. En primer lugar, su activa intervención en la fundación de las Descalzas en el convento de San José de Pamplona, el año 1583, junto con el P, Gracián y los navarros Leonor de la Misericordia (Ayanz y Beamont), Beatriz de Beamont y don Martín Cruzat. La carta de la Santa, de 8 de mayo de 1580 a la condesa de Lerín, doña Brianda de Beamont, en favor de los jesuitas recién establecidos en la capital navarra, a los que se oponía entonces parte del clero local. Más importantes son las restantes y posteriores fundaciones carmelitanas femeninas: Corella (1722), Lesaca (1767), Echavacoiz (1910) y Donamaría (1945), así como masculinas: Pamplona (1587), Corella (1595), Tudela (1597), y Villafranca (1734). En cuanto al patrimonio espiritual y material carmelitano en Navarra, Fernández Gracia, que ha tratado anteriormente el tema más ampliamente, recuerda algunas cartas de la Santa conservadas en nuestra Comunidad; la titularidad de una cofradía en Fitero, en 1696; la declaración de su patronazgo por el ayuntamiento de Tudela en 1627; la petición de la diócesis de Pamplona en pro de su canonización y la cooperación con una cuota por parte de las parroquias de la misma ciudad, lo que más tarde se traducirá en las imágenes y esculturas que ornan los conventos e iglesias de Navarra, con la firma de autores como Felipe Diricksen, Diego de Leiva, Pedro Orrente, Díez Ferreres, Vicente y Carlos Berdusán.- Todo es poco para honrar y agradecer a la santa más popular de España; la santa mística por excelencia en la Iglesia, a la par que más activa fundadora de monasterios reformados y autora de centenares de carta a cientos de personajes de todos los estratos sociales; la santa de poemas inolvidables y de una prosa de oro, por lo sencilla y directa; la santa del Sólo Dios basta y tan metida entre los pucheros de este mundo, como si no bastase, porque para ella Dios significaba todo aquello que es de Dios y debe ser para Dios.