Miles de cazadores dejan para octubre-diciembre sus vacaciones y se van con la cuadrilla a la choza, la trepa, el nido, la caseta, la cabaña, en algunas de las sierras pirenaicas, o en sus estribaciones. Allí esperan la pasa, palomean y rentabilizan así el puesto, que tan caro les costó.
Pero sólo en Etxalar rigen legalmente los procedimientos de la palomería que regían en el siglo XV.
Del 1 de octubre al 20 de noviembre, en el parque Yarmendi del collado de Usataguieta (sitios de palomas). los palomeros extienden primero las redes; y luego, desde las trepas, con trapos, si vienen alejadas, o con paletas, si elevadas, las atraen hacia la trampa mortal.
Dicen que ahora pasan muchas menos que antes. La suavidad de los inviernos, el reactivado instinto de defensa de las aves, el número creciente de cazadores…
En Etxalar, al menos, no cabe el reproche del clásico refrán vasco:
Usoak joan / sareak heda
(Idas las palomas / extendéis las redes).