– El hombre no puede saltar fuera de su sombra, reza un proverbio árabe. Quiere decir que la condición humana lo condiciona todo. Fuera de ella no existe ni puede existir el hombre.
– A los sauces en otoño no se les caen sólo las hojas, sino también los brazos y las manos.
– Ya entiendo por qué tantos impresentables, incluso facinerosos, dicen habitualmente que tienen la conciencia tranquila. No es que la tengan tranquila: es que la tienen atrancada.