En el portal de Belén, qué regocijo…
Todo es color y alegría
debajo del tejadillo.
A su madre, azul y rojo,
levanta brazos el niño.
Gigantescos son los dos,
porque son del cuadro el quicio.
San José, como es costumbre,
sentado y viejo, escondido.
La mula alarga su cuello
alentando hacia el chquillo.
Un ángel, con los pastores,
devotos y sorprendidos.
Otro ángel con los Magos
con tres coronas de olivo.
Ángeles besan y abrazan
a penitentes rendidos,
mientras demonios escapan
porque no hay para ellos sitio.
En el portal de Belén, qué regocijo…
Una alacre angelería
encima del tejadillo.
Tres ángeles representan
al Santo Dios, Uno y Trino.
Y más arriba, en el aire,
cuerpos celestes bellísimos,
por la belleza tocados,
por la belleza vestidos,
en desfile y en concierto,
como no vieron los siglos,
danzan y cantan sin pausa,
con música a lo divino,
la gloria y la paz de Dios
en un mundo redimido.
No hay lugar para la pena,
cuando Dios se hace niño.
En el portal de Belén qué regocijo,..