Más evocaciones tudelanas

 

Este ochenteño tudelano, José Javier Calvo Huarte, que lo ha sido todo en Tudela, hasta escritor, periodista y profesor, no ha parado nunca. Y ahora tampoco. De la raza y la escuela de su paisano José María Iribarren, y en no pocos puntos superior a él, nos acaba de regalar el tercer volumen de sus Evocaciones tudelanas. Toda una Séptima Parte sobre Vocablos y Expresiones habituales – y no tanto- de nuestro entorno, en una edición sencila y asequible, con unas cuantas fotos en negro y en color bien seleccionadas, que hacen mucho juego con su literatura. ¡Qué escándalo que no haya una sola editorial en Navarra para acoger, editar y sobre todo publicar , -que no es lo mismo- este tipo de libros saludables…, que pueden hacer en nuestro País, en nuestra Región, en nuestra Nación histórica, más que cualquier otro elemento de cohesión por su propia urdimbre y su elemental y madura convivencia! En torno a ese inmenso tesoro de la expresión, hay 16 capítulos, 16, desde vocablos y expresiones infantiles hasta la evolución  de la nomenclatura comercial y extranjerismos, pasando por la política, la economía, la religión, la gastronomía, la agricultura, el cuerpo humano, las relaciones humanas, los estados de ánimo… Es decir, todo. Y todo con esa socarronería, con esa gracia y desparpajo sureños del Norte, que sólo tienen los de Tudela y algunos privilegiados fuera de sus muros. Sólo un maestro de lenguaje, como Javier, puede hacerlo. Qué inmenso museo vivo de palabras y excpresiones, queriendo salvarlas de la nada y devolverlas al menos al diccionario. Con este libro se ha ganado -otra cosa es que le den- un sillón en la Academia. Me pasa algo parecido a lo que le pasaba a Dámaso Alonso, cuando leía un famoso libro  de JM Iribarren: que lloraba de risa, porque no podía menos. A mí me gusta llorar de sonrisas durante toda la lectura de esta serie y de vez en cuando de risa también, que para todo hay. Qué sagacidad, qué dominio de la pieza, qué sentido del humor, qué idea tan valiente de la vida. Como en los libros de Javier todo es inmenso y no hay síntesis posible de nada, voy a copiar dos párrafos de algo que sé que preocupó a su autor, humanista ante todo, al encarar las expresiones malsonantes, soeces y procaces, que ocupan nada menos que más de 30 páginas y muchas más en la vida de muchos hombres. Lo que hizo famoso a Cela, a Calvo Huarte le hace un maestro en el conocimiento y manejo de los vocaables, en la limpieza de su trato y en el adobo humorístico justo y proporcionado:

-Repecto al vocablo kiki, los tudelanos han comparado con ingenio el nombre de un gran supermercado –Eroski- con otro gran establecimiento donde se realizan «especiales encuentros», bautizándolos como Eroskiki. De los que realizan una unión sexual rápida y sin perder  el tiempo en previos prolegómenos eróticos de conquista se dice que son de los de ¡pim, pam, fuera!, ¡chim, pam, pum!, o de los de ¡ris, rias, ya está!

-Hablando de braguetas, cuando alguien inadvertidamente había olvidado cerrarse la bragueta de sus pantalones, después de haber ido a cambiar el agua a las olivas,  o al canario,  o sea, tras realizar una micción, era avisado por el primero que advertía ese descuido, con la expresión de ¡jACINTO, la sacristía está abierta y el pajarito en la puerta! Humorísticamente se aprovechaba esa situación para testimoniar al afectado que su pajarito ya no funcionaba, con la expresión: jaula abierta, pájaro muerto.

Con razón escriber Jesús Romé Melero en la Preserntación del libro que a nosotros nos toca, con las palabras que Javier Calvo Huiarte nos ha puestro en la mano, volverlas a crear, con los propios recuerdos, y disfrutar con ellas, jugar de nuevo con ellas, como cuando las vivíamos y las oíamos por callles  y plazas.