Todo buen pintor, y no sólo Francis Bacon, intenta desbloquear los pensamientos, voliciones y sentimientos de las personas que pinta. Todo cuerpo hace así de vehículo para desnudar los dilemas del alma humana, al decir de su crítico M. Peppiart. De ahí el empeño del artista angloirlandés por conocer y estudiar de cerca los grandes artistas del retrato: Valézquez, Goya, etc.