No fue una entrada triunfal.
Triunfalmente
siempre entraron
prefectos y generales
romanos
y los sátrapas
herodianos.
Montado entró en un pollino.
Ni siquiera en un caballo
y menos
en un carro engalanado.
Así entraban
prefectos y generales
romanos
y los sátrapas
herodianos.
Tal vez, algunos curiosos
y quienes le acompañaron
a la Pascua.
Que masas
sólo hubo de paisanos,
serviles
o bien pagados,
cuando tenían que entrar
prefectos y generales
romanos
y los sátrapas
herodianos.
Algunos vivas y hosannas,
algunas ramas y ramos,
porque palmas,
gritos, júbilos y aplausos,
sólo había
cuando
pasaban fastuosos
prefectos y generales
romanos
y los sátrapas
herodianos.
¿Fue una broma bien montada?
¿Una lección con sarcasmo?
No fue la entrada triunfal
de un galileo exaltado.
El Rabí de Nazaret
no era
un general o un prefecto
romano,
y tampoco
un rey o sátrapa
herodiano.