«Viernes Santo en Castilla»

 

                 Sempre me interesó el cuadro de Darío de Regoyos, «Viernes Santo en Castilla» (1904), óleo sobre lienzo, adquirido en los años sesenta por el Bellas Artes de Bilbao. No por la calidad de la obra, que es menor, sino por su fondo sociológico. Por un camino que se abre entre dos altas pendientes del seco terreno castellano, unidas por un puente moderno de piedra, pasa la procesión de Viernes Santo, de la que se ve, por detrás, la imagen de la Dolorosa: manto negro, corona plateada, seguida de 14 devotas, con túnicas negras y el cirio en la mano, vistas todas de espaldas. Por encima del robusto puente pasa una locomotora de vapor echando un resoplido de humo blanco. – El cuadro quiere la ser la ingenua contraposición entre el progreso -el tren como símbolo- y la negra tradición religiosa. ¡Como si la Mater Dolorosa fuera la contrafigura del tren!