Me llama un viejo y joven amigo, muy valioso, a quien, primeramente, UPyD, y ahora Ciudadanos le han pedido que vaya en sus listas navarras. A los dos les ha dicho no. ¿Por qué? Porque los dos no entienden o no quieren entender el Régimen Foral de Navarra. Cuesta, la verdad, recordar que la fundadora y hoy presidente de UPyD hubiera sido un día, y con qué entusiasmo, consejera del Gobierno Vasco, presidido por el peneuvista J. A. Ardanza. Y cuesta entender que el joven Albert Rivera sea catalán, haya sufrido tanto por parte de los independentistas, y no parezca distinguir entre el independentismo antiguo de ERC o el sobrevenido de CIU y la lealtad constitucional española de la mayoría permanente de los navarros. Muy federales los dos, pero incapaces de entender cómo ha ido haciéndose España, de manera distinta, pero no injusta de por sí, aunque haya que modificar o cambiar distorsiones y desajustes. Es muy de lamentar, porque con ese empecinamiento van a convencer a pocos en Navarra y en Euskadi, y no van a contribuir a que partidos confederalistas e independentistas dejen de condicionar y de determinar la gobernanza de las dos Comunidades con derechos históricos reconocidos y amparados por la Constituión de 1978. Más centralistas que Cánovas, que Primo de Rivera y que Franco, como ya escribí en su día, a sus militantes navarros y vascos toca ahora intentar iluminar la oscura mente de sus líderes, como les tocó hacer antaño a los liberales forales con sus dirigentes jacobinos y afrancesados gobernantes en la capital del Reino.