Porque os trasmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras, que se apareció a Cefas y luego a los Doce…
( I Cor 1 3-5)
Jesús
murió,
y fue sepultado.
Al tercer
día resucitó
con su cuerpo transformado
por el poder
de Dios.
Y después
se apareció
–se dejó ver:
en griego,
ofzé–
por quien creyó
en él,
por
quien
lo amó,
y por eso
lo vio
y para siempre
lo vivió,
transformando
su ser
hasta el martirio
por la fe
en Dios,
que a su Hijo
resucitó.