El libro se titula Pensar después de Darwin: Ciencia, filosofía y teología en diálogo, editado por Diego Bermejo, que escribe también el prólogo, y del que son autores una docena de profesores de Deusto. Tiene su origen en un seminario de profesores de la universidad jesuítica en los años 2012-2013 con motivo de la visita del biólogo Francisco J. Ayala, uno de los primeros teóricos mundiales de la evolución, y a quien se debe la frase de que la ésta es el regalo de Darwin a la ciencia y a la religión, al devolver a la ciencia lo que es de la ciencia y a la religión lo que es de la religión: la cuestiones de sentido. Si hubiera leido este libro el físico español e historiador de la ciencia, a quien he oído hoy hablar en la radio de la esquizofrenia del científico creyente al seguir dos métodos tan dispares, hubiera formado y precisado tal vez mejor su pensamiento, máxime cuando se declara admirador de Newton, a quien considera el científico que más ha influido en la ciencia actual; me ha sorprendido que no mencionara la fe y hasta la piedad de su modelo, que fue, además, nada menos que exégeta bíblico. Volviendo al libro, echo de menos en él, al igual que el experto J. Manuel Lozano-Gotor, una sopesada confrontación filosófica y teológica, tan necesaria, con la eliminación de toda finalidad en la naturaleza, que defienden hoy darwinistas fervorosos y hasta agresivos, y con las consiguientes dificultades para concebir la acción de Dios en un mundo sólo regido por la interacción de la ley y el azar.