Publica EP una larga entrevista con el poeta y exministro nicaragüense Ernesto Cardenal, en la cima de sus noventa años. Cardenal, que se autodefine como sacerdote contemplativo y revolucionario cristiano-marxista, que espera su resurrección, sigue leyendo libros de ciencia, escribiendo poesía sobre la ciencia y esculpiendo preciosas piezas de variado material. Militante de la oposición al execrable régimen actual de sus país, presidido por el ex-revolucionario Ortega, dice que la revolución sandinista terminó con la traición de buena parte de sus dirigentes, ladrones y corruptos, después de la primera época verdaderamente revolucionaria. Él se considera un revolucionario, y así llama también al papa Francisco, a quien no conoce y sí admira, frente a sus dos predecesores que le parecen nefastos para la Iglesia. Cuando le preguntan por el fracaso del marxismo, recuerda que Chesterton dijo del cristianismo que nunca se había puesto en práctica, y algo parecido, piensa, le ha sucedido a la doctrina de Marx. Pero aquí, añado yo, la diferencia es esencial. El cristianismo es un mensaje religioso de salvación total, de sentido de la vida y de la muerte, y el marxismo un corpus económico-político, de gobierno de la sociedad. A la hora de ponerlos en práctica, la diferencia es muy notable. Tal vez Cardenal se refiere al socialismo del primer Marx, más filosófico que económico-político, con su principio De cada uno según sus posibilidades; a cada uno según sus necesidades: programa infinito, dificil de cumplir, a la manera de las Bienaventuranzas lucanas o mateanas.