Tras un encuentro con amigos comunes y de haberle enviado unas breves Reflexiones durante la última Semana Santa, me escribe José Antonio Pagola y me agradece la defensa que hice de su libro bandera, JESÚS: Aproximación histórica. ¿Qué menos podía hacer yo en aquel momento, aun sabiendo la debilidad de mi testimonio? Y me cuenta, lo que importa mucho más, el largo recorrido de su obra más popular, a la que han seguido algunas posteriores en torno a ella. El libro ha sido traducido a todas las lenguas europeas. El año pasado, la versión inglesa, en su quinta edición, recibió el premio al libro del año en la sección teológica por la Asociación de Editoriales Católicos de los Estados Unidos de América. En Rusia, ya va por la segunda edición (cerca de ocho mil ejemplares en ruso) y se está vendiendo sobre todo entre los fieles de la Iglesia ortodoxa. En estos momentos está traducido al chino mandarín, pues las diversas congregaciones que evangelizan la Iglesia china en la clandestinidad lo han considerado un libro urgente para introducir el Evangelio en esas cuarenta y tantas diócesis. La Conferencia Episcopal Japonesa lo aprobó como instrumento de evangelización en Japón. Pero donde más se está leyendo y trabajando es en las comunidades de América Latina, particularmente, en su traducción brasileira (portuguesa). La verdad es que yo no sabía todo esto, y creo que pocos lo sabrán, cuando es un notición eclesial, toda una marca mundial en libros religiosos, y un notición que nos llena de orgullo, del bueno, viendo el éxito de un paisano y amigo, que ha dedicado toda su vida activísima, en posiciones de trinchera pacifista, a conocer y hacer conocer, a seguir y hacer seguir, a celebrar y a hacer celebrar el camino de Jesús de Nazaret, llamado el Cristo. Dios sea bendito, que diría la Santa.