Repican las campanas de las torres de Iruña
y tiembla el Patrón en su trono martirial de resoles.
Gaiteros y dantzaris, joteros, txistularis,
alabad al Señor y al señor San Fermín,
que ilumina Pamplona de claveles y sangre
y hace saltar los quicios de burgos y burgueses.