Me pareció, no es menester decirlo, intolerable la actuación, ayer, del coletudo diputado navarro, el antiguo trotskista y hoy independetista vasco, Sabino Cuadra, con camiseta independentista catalana, rasgando en la tribuna las páginas de un libro de la Constitución española. Pero tan intolerable me pareció la indolencia del presidente del Congreso -un circo para algunos diputados-, hecho un pasmarote, que sólo se atrevió a reconvenir al energúmeno, pésimo parlamentario, ya habituado a parecidas insolencias, cuando volvió a su escaño. De seguir así las cosas, cualquier día rasgará otro diputado no sólo el Reglamento de la Cámara, sino la misma Biblia, o arrojará sobre el hemiciclo el Corán o el Crucifijo. A esa cruda barbarie y a esa torpe insensibilidad hemos llegado de parte de unos y de otros. ¡Buen ejemplo para la dichosa ciudadanía que los contempla!