Hasta Güiza se atreve a decir que los 94 millones de euros para comprar –también la jerga habitual en estos casos es obscena y repugnante- al futbolista Cristiano Ronaldo es una barbaridad. Y nada menos que Platini, el presidente de la FIFA, en unas ejemplares declaracione sobre el caso del mayor precio pagado nunca por un jugador, se sorprende ante el encadenamiento casi cotidiano de traspasos fastuosos e insiste en el excesivo precio del jugador. Yo no puedo menos de escandalizarme ante este escandalazo del presidente Florentino -éstos son escándalos y no otros-, que es una injusticia cometidacontra todos los pobres del mundo, contra los pobres de Madrid y de España entera, contra los que sufren la crisis actual. Es un despilfarro ominoso, desproporcionado y cruel. Una provocación a la mayoría de la población. Un tonto y fanfarrón gesto de prepotencia y chulería. Y para decirlo con lenguaje de Platini, mancha y distorsiona el juego limpio financiero; rompe el equilibrio de las competiciones, y va directamene contra el saneamiento de los cimientos financieros.- Propongo que en los tres primeros partidos que juegue el Real Madrid con este nuevo Ronaldo se le reciba con una pitada fenomenal por esta injusticia, por esta provocación, por este escándalo. O que los socios del RM que tengan la cabeza sobre los hombros se manifiesten un día de éstos delante del estadio contra esta barbaridad, que dice Güiza. Estoy seguro de que, si esto mismo sucediera con un político cualquiera, con un poeta, un pintor o un obispo, habría esa pitada y esa manifestación. Pero, ay, ocurre que aqui entra en liza un ídolo dentro de una idolatría. Qué difícil.