Que haya que reformar -corregir, completar, cambiar- la Constitución nadie lo ha negado en una u otra ocasión. Haber intentado reformarla en pleno desafío catalanista hubiera sido un grave error. Parece, en cambio, más sensato intentarlo tras las próximas elecciones, como exige el PSOE, sin concretar mucho la exigencia. Ahora bien, mientras el PP es resistente al federalismo como tal -los socialistas, federales de palabra, se resistieron en 1931 y 1976-, Ciudadanos quiere la recentralización del Estado; Podemos propone el falso derecho a la autodeterminación; los nacionalistas de toda laya rehúyen todo federalismo, por su propósito confederal… Con todo, no es imposible llegar a ciertas metas próximas, pero será con una oposición férrea de unos o de otros. Y hasta ahora no veo suficiente base de acuerdo inicial para ir muy adelante. Pero intentarlo, ya digo, parece inevitable.