Economía digital y poscapitalismo

 

         Manuel Escudero e Ignacio Muro, en un artículo, algo confuso, evocan el Fragmento sobre las máquinas, en Grundisse, de Carlos Marx, en el que éste vislumbró la situación de un futuro capitalismo  basado en el conocimiento, impulsando su carácter social opuesto a las formas privadas de producción por medio de la inteligencia colectiva y el desarrollo libre de los individuos, reduciendo a un mínimo el trabajo necesario de la sociedad. ¿Ha llegado acaso ese momento? Lo cierto es que cada día es mayor el descenso de precios de bienes y salarioss reales, mientras decrece la cantidad de trabajo que precisan. Junto a la expulsión gradual de trabajadores del mercado capitalista han  comenzado a surgir nuevas relaciones de producción, incluidos modos de distribución y consumo, posibilitadas por el cambio  tecnológico, hijo de la digitalización masiva de los procesos económicos, que maneja un volumen de información que tiende al infinito y la incorpora a múltiples actividades de utilidad social de  modo global y colaborativo, Basta el ejemplo de Wikipedia, la mayor enciclopedia del mundo, con sus 75.000 voluntarios y una influencia capital en todos los sectores del saber y del hacer. Es cada vez más evidente la disputa entre los nuevos modos de producir, regidos por pautas colaborativas y abiertas, y el viejo modo regido por la  simple lógica mercantil. Igual que el paso que se abrió otrora entre el modo de producción feudal y el capitalista, estamos a las puertas de una no demasiado lenta transición desde el sistema capitalista actual a un nuevo sistema, en el que el mercado y el capital coexistan con un sector de la economía que no opera con la lógica del beneficio ni con las reglas del mercado. Por otra parte, a  todo esto se añade una intensa financiarización de la economía, y también de las grandes empresas tecnológicas, que acelera la concentración empresarial y detrae recursos crecientes al sistema general productivo. En este contexto aparece la necesidad de nuevas formas de remuneración al margen del sistema capitalista, que garanticen una renta de subsistencia, una renta básica universal, y no sólo como fórmula de remedio de la pobreza, sino como opción más general y exigente, valorada desde la utilidad social de las nuevas actividades fuera del mercado. Lo que constituye uno de los elementos fundantes de la nueva economía política, camino del poscapitalismo clásico -digámoslo así para no no ir demasiado lejos-, que desborda al viejo liberalismo y supera a la vez los paradigmas de las viejas soluciones de la socialdemocracia.