La discreción de Slava Mukhanov

 

        Profesor de la universidad Ludwig Maximilian, de Munich, este astrofísico ruso de 59 años se planteó en 1981, un año antes que  Hawking, las teoría de las fluctuaciones cuánticas, llamadas semillas de las galaxias que, aplicando la física cuántica a la cosmología, explica el origen del universo. Los dos genios llegaron, por distintos caminos, a la misma conclusión. Los dos son hoy candidatos al Nobel de la Física, que sólo reconoce las teorías físicas probadas. Pero, mientras el británico Hawking se desmelena a veces y llega a conclusiones que rebasan ampliamente el campo estricto  de su disciplina científica, a Mukhanov le gusta atenerse a la suya. Que el universo se creó de la nada y que no es eterno, como hasta hace poco sostenían la mayor parte de los ateos, es desde siempre un dogma religioso y ahora un dogma científico: lo que no es decir nada y a la vez es decir mucho. ¿Cuál es el origen de  esa minúscula y ulltrtacaliente niebla de energía inicial? El científico ruso confiesa que Einstein, Hawking y él mismo buscan la teoría del todo, la que pretende explicar el origen del universo: Podemos soñar con una teoría final, pero eso no significa que ese sueño se vaya a materializzar. La gente debería ser un poco más modesta. Tras afirmar que viajar en el tiempo es sólo espectáculo de Hollywood, sin el más mínimo soporte científico, dice igualmente que es difícil encontrar una aplicación razonable para los ordenadores cuánticos y que las máquinas nunca tendrán imaginación ni pensamiento original, aunque un día puedan eliminar el 99% de nuestras actividades diarias. Y hasta se permite recomendar a los jóvenes enganchados a los móviles, sin tener una idea mínima de cómo funcionan,  que lean libros  sobre la naturaleza humana,  y no se limiten a enviar un montón de mensajes sin ningún contenido.