En la precampaña de las elecciones del 20 de diciembre, Sánchez, Iglesias y sobre todo Garzón (éste, retador, ante las puertas de la Almudena) hicieron gala de un anticlericalismo y antieclesialismo agresivos, como nunca habíamos visto desde la Transición. Para luego, durante la campaña, hacer mutis por el foro, fuera de alguna que otra alusión lateral. En esta nueva precampaña y campaña se han impuesto el paréntesis y la discreción o la artería, pero sin que nadie haya cambiado una tilde de su programa. En el debate de los cuatro líderes en TV, del pasado 13 de juinio, Iglesias Turrión fue el único candidato que nombró lateralmente a la Iglesia, sacando a relucir el informe FOESSA y la reclamación de Cáritas al Gobierno de invertir 10.000 millones de euros para garantizar la protección de 13 millones de personas pobres. – En el número que VN dedica a este asunto, cuatro representantes muy secundarios de los cuatro partidos mayoritarios -tres ellos conocidos en sus casas- se empeñan en llevar el agua del cristianismo y del catolicismo a su molino. El portavoz del PP hace suyo el artículo 16 de la Constitución actual, elogia con fervor la intensa y variada labor de la Iglesia católica en España y muestra el orgullo de su grupo por defender unos valores inspirados en el humanismo cristiano, en los que se funda la civilización occidental y que inspiraron a los padres de la UE. A los otros tres, que no citan para nada lo anterior, les basta el programa de su partido propio para cohonestarlo, cuando no para hacerlo coincidir, con el Evangelio. El de Ciudadanos cita dos veces al papa Francisco y pone el acento en los valores personalizadores del diálogo y el acuerdo. El de Unidos Podemos cita al Jesús histórico, la encíclica Lodato si del papa y el informe FOESSA, al mismo tiempo que apuesta por la laicidad, sin que nos diga en qué consiste, y por la denuncia de ios Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español. El portavoz del PSOE, a la vez coordinador federal de Cristianos Socialistas, subraya la apuesta de su partido por la enseñanza cultural sobre el hecho religioso. – Y ahí acaba todo. La autocrítica… que la hagan otros, que ellos está para defender a sus partidos.