A veces nos quejamos de vivir en una sociedad dormida. Pero resulta que no es que esté dormida, sino que está, de un modo u otro, directa o indirectamente, subvencionada.
A veces nos quejamos de vivir en una sociedad dormida. Pero resulta que no es que esté dormida, sino que está, de un modo u otro, directa o indirectamente, subvencionada.