Los ojos de la esperanza

 

         El apóstol Pablo nos da en su carta a los Romanos la clave de la esperanza cristiana: Poderoso es Dios para cumplir lo prometido (Rm 4, 21). Nuestra esperanza no se apoya sino en la fuerza de Dios, que todo lo puede y lo penetra todo: Sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud  probada, esperanza, y la la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom 5, 3-5). La esperanza ha sido siempe una virtud teologal, vinculada íntimamente a las de la  fe y el amor, tres dimensiones o momentos de un mismo movimiento o actitud de entrega del hombre a Dios, llevado a cabo con toda la inteligencia del ser humano, con su entendimiento, voluntad y sentimientio. La fe ve, a la manera humana, o intuye el poder de Dios; la esperanza se asienta sobre esa fe, y al mismo tiempo brota el amor, seguido de sus buenas obras.  Los ojos de la fe son los ojos de la esperanza. El gozo tenso de la esperanza es el gozo  tenso de la fe.