Cataluña en España (IV)

 

         El segundo de los momentos históricos más graves en la historia de las relaciones de Cataluña con el conjunto de España llegó con la guerra de Sucesión española, internacional y civil al mismo tiempo, entre los años 1700 y 1713, En las Cortes de 1701-1702, el joven rey Borbón, Felipe V, nieto de Luis XIV de Francia, juró las libertades catalanas, concedió el envío de dos barcos anuales a América, la creación de una Compañía Náutica y un puerto franco en Barcelona, por todo lo cual recibió elogios y un donativo sustancial.

Comenzada la guerra de los Borbones españoles y franceses contra la coalición de Inglaterra, Holanda y el Sacro Imperio, que apoyaban a su candidato, el archiduque Carlos de Habsburgo-Austria al trono de España, Barcelona, tras ser bombardeada, cayó en manos de los austracistas en 1705. Desembarcó entonces el archiduque en la capital catalana; hizo las mismas concesiones que el Borbón y algunas más, y recibió otro donativo similar. Se firmó un tratado entre Inglaterra y el Principado. Pero miles de personas abandonaron entonces Barcelona, y ciudades como Berga, Cervera, Manlleu o Ripoll se mantuvieron siempre fieles a Felipe V. Dos años más tarde, éste conquistó Valencia y Aragón y abolió sus fueros, el mayor error que podía cometer.

En 1711, el archiduque pretendiente fue nombrado emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, y las potencias que le apoyaban hasta entonces retiraron su apoyo, a costa, en el caso inglés, de Menorca y Gibraltar. El tratado de Utrecht (1713) reconoció a Felipe V como rey de España, a lo que se adhirió el mismo Carlos de Habsburgo. Barcelona se quedó sola, tras capitular Lérida y Gerona; poco después lo haría Tarragona. El conseller en cap (consejero-jefe) de la Generalitat, Rafael Casanova, resistió catorce meses de asedio, en medio de una gran mortandad, pero él pudo salvar la vida y siguió ejerciendo la abogacía. Desde 1890 se le homenajea con las ofrendas florales de la Diada.

Los decretos de Nueva Planta eliminaron los Fueros del Reino: el Consejo de Aragón, las Cortes…, y las causas ante la Real Audiencia comenzaron a desarrollarse en castellano.  Pero no fue eliminado el derecho privado catalán. El Principado pasó a ser una Provincia, sometida durante muchos años a gobiernos militares,