La reacción de miles de católicos ha sido inmediata tras presentar PODEMOS en el Congreso de los Diputados una propuesta no de ley pidiendo que RTVE suprima la misa de los domingos. La propuesta, aunque inédita hasta ahora, está dentro de las prioridades podemitas, tal vez inspirada por ese famoso Círculo estatal encargado de la espiritualidad, religión y otras curiosidades del homo hispanus, o de algunos hombres y mujeres pintorescos / pintorescas de este país. En cambio, la exigencia a la Iglesia del pago del IBI (impuesto por los bienes inmuebles), es reclamación vieja en el partido podemita y en otros partidos, que andan siempre buscando el hueco anticlerical que esté de moda. Ya son varios ayuntamientos, entre ellos el de Valencia, regido por un tripartito izquierdista, que lo pidió hace un mes para el palacio arzobispal y para las facultades de la Universidad Católica de Valencia (UCV), sabiendo como saben que está fuera de sus competencias, ya que es el Gobierno de la Nación quien regula ese impuesto. Saben también que la Iglesia es una de las muchas instituciones que no pagan el IBI por ser entidades de utilidad pública sin carácter lucrativo, como se hace en toda Europa con entidades que llevan a cabo una una labor social o solidaria. Más: en España no lo pagan edficios singulares como el Ritz o el Palace, en Madrid, o los edificios propiedad de fundaciones, federaciones deportivas, partidos políticos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales. Pagan, eso sí, por aquellas propiedades regidas por la ley de Sociedades Anonimas, v.g., por un aparcamiento de pago. Saben también, o debieran saber, que hay sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, según las cuales la Iglesia no está obligada a pagar ese traído y llevado impuesto, por estar exenta en base a la ley de Mecenazgo y a la propia ley sobre el IBI- ¿Que una nueva legislación puede y hasta debe cambiar la situación actual? Hágase lo que tenga que hacerse, pero hágase para todas las instituciones y para todos los organismos y propìetarios que gozan de tales exenciones, explicando claramente a la sufrida ciudadanía cuáles son y cuál es la razón o la sinrazón del cambio.