«Cambios en la ley del euskera» (I)

 

        Tengo que agradecer a mi amigo Román Felones haber escrito, con ese título, en DN del día 23 de marzo, aunque la original, aprobada el 2 de diciembre de1986 se llamara Ley Foral del Vascuence. Él era entonces consejero de Educación y Cultura y la conoce como pocos. Pero hubiera preferido yo que hubiera sido un poco más autocrítico, ya que la autocrítica es elemento esencial de toda crítica, y la crítica elemento esencial de todo pensamiento. Porque no todo fue perfecto. Reconoce Felones que «los más fluidos fructíferos contactos» fueron con los nacionalistas (vascos) de EA. Eran entonces los de EA, recién separados del PNV, unos perfectos progresistas, sobre todo a favor de su causa nacionalista/independentista, con los que era una gloria conversar y pactar. Pero, curiosamente, los cuatro parlamentarios, «quienes más habían empujado y participado en su preparación y redacción inicial» acabaron votando en contra de la ley, «con la boca pequeña» o no, si es que tenían otra. Su antiguo y ya reprobado partido, el PNV, les había dado un  reciente ejemplo con algunos artículos de la mismísima Constitución española. Así que los 20 parlamentarios socialistas se quedaron con los votos de un partido de fugaz ficción, que era el Partido Moderado; con la nonada que era y siguió siendo el Partido Popular, y con el reducidísimo Grupo Mixto, que no era ni siquiera un partido. Los 11 parlamentarios de UPN, el partido que, tres años después comenzaría a ser el partido hegemónico de Navarra hasta hoy mismo -y lo que te rondaré, morena-, tras una beligerante oposición, se abstuvieron, qué remedio. Los 6 parlamentarios de HB no estuvieron presentes, como era una venerada tradición en ciertos casos desde 1979. Fue este, pues, según los que entienden más que yo, uno de los vicios de origen de la ley. Como era de prever, a la media vuelta EA quiso cambiar una y otra vez la cosa, y en eso ha estado hasta hoy, porque desde el principio estuvo en contra de la zonificación, preceptuada por el artículo 9 de la ley de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, de 1982. No sólo eso. EA y sus compañeros de raza, HB y sus múltiples y posteriores denominaciones, ahora en una sola coalición política, han conseguido hacer no sólo verosímil sino cierto en sus ámbitos independentistas el mantra de que UPN y PSOE, los únicos partidos que han gobernado Navarra, son los mayores enemigos del vascuence/euskara, y no sólo enemigos, sino incluso perseguidores. A pesar del dineral que ha exigido. A  pesar de los esfuerzos, ilusiones y trabajos, de todo género, de miles de personas.  A pesar de la «funcionalidad y validez» que, según el autor, sigue manteniendo la Ley del Vascuence. en orden -añado yo- a 1) recuperar el vascuence/euskara en algunos sitios donde se había perdido; 2) extenderlo a lugares donde nunca se habló, así como 3) incorporarlo a la función pública de Navarra, sirviendo a la vez a la cultura lingüística de los navarros y a los fines específicos del nacionalismo-independentismo vasco.