Doctor Don Juan Pérez de Montalbán

 

      Masters mal hechos, tesis doctorales plagiadas, tratos de favor a tutiplé, tribunales de amigos, negocios intrauniversitarios, universidades endogámicas… Todo por un título mal conseguido, que, bien conseguido, es siempre una excelencia humana. Por un honor, por una exhibición tal vez, quizás por un prurito de orgullo. Titulitis, decíamos antes.  Y me viene a las mientes aquella letrilla feroz del feroz Quevedo, letraherido y herido por las letras de su enemigo literariio que le zahirió, el inmenso Pérez de Montalbán, otro monstruo de la literatura, como su amigo Lope de Vega, aunque menor que él, pero fertilísimo autor de novelas, dramas, comedias, autos sacramentales… Quevedo le dedicó su célebre Perinola, pero también otras letrillas, mucho más leídas, y alguna, como ésta, que viene rodando hasta aqui:

 

El doctor, tú te lo pones.

De Montalbán no lo eres.

Asi que, quitando el don,

vienes a quedar Juan Pérez.