Indignación, vergüenza, bochorno…, así resumía Inés Arrimadas, indignada, avergonzada y abochornada, lo sucedido, el día de hoy, en el Parlamento catalán. Como escribí ayer, no es menester gastar mucho tiempo ni mucha fuerza en describir y en denigrar el esperpento, que se juzga y se denigra por sí mismo. Otras actitudes y actuaciones a la altura del momento son más necesarias que nunca por parte de todos. Si todos los partidos políticos miraran más a la Nación común, a la que siempre deben servir, que al interés electoral inmediato, del que depende su momento, todo sería más seguro y más confortador para todos.