No es fácil tener claro hoy que la Fiesta Nacional del 12 de octubre nace del descubrimiento del Nuevo Mundo por la expedición española, guiada por Cristóbal Colón, aquel glorioso 12 de octubre de 1492. Fiesta que se instituye como tal en la Dictadura de Primo de Rivera; se mantiene por la II República y por la Dictadura de Franco, y se revive, con otra denominación y otro talante, en nombre de la España constitucional, por un Gobierno del PSOE. Con un claro acento igualitario, americanista y universal. Aparte todo lo bueno y bello que hemos vivido hoy, me ha preocupado sobremanera el sondeo que nos ha hecho conocer la Sexta de Televisión -que suele pasar por el oráculo del progresismo espàñol-, en el que, comparado con el llevado a cabo el año anterior, ha subido muchos puntos entre esa dichosa ciudadanía el temor por la pérdida de la unidad de España, así como la desafección por la situación de la España autonómica, siendo muchcos más los que desean que el Estado recupere competencias que disfrutan hoy las Comunidades Autónomas, sobre todo en Educación. No hay que discurrir ni cabildear mucho para encontrar la causa cercana de tales temores, desafecciones y preferencias. Tampoco ayudará mucho cambiar los resultados del sondeo, digo yo, volver a ver hoy la ausencia en el Palacio Real, esta mañana, del primer partido- socio parlamentario del Gobierno, así como la de los partidos confederalistas e independentistas que le apoyaron para su formación y le apoyan hoy en el Congreso, y que sólo anteayer reprobaron en el Parlamento Catalán al rey Felipe VI, por defender la Constitución, y pidieron la abolición de la Monarquía. Sigo sin encontrar otro epíteto mejor para retratar la situación española, que el de esperpéntica.