El arzobispo de Granada, javier Martínez, ha oído hablar en los últmos meses, como muchos de nosotros, que, por fin, los votantes verdaderamente católicos españoles van a poder votar a un partido cercano a la visión cristiana del mundo. El arzobispo, que es muy leído, recuerda el caso célebre de L`Action Française, de Charles Maurras, el movimiento y partido, a comienzos del siglo pasado, que quiso restaurar en Francia la cultura cristiana, pero sin la fe cristiana, sin Cristo. En 1926 la Santa Sede prohibió votarle y le costó el capelo al fervoroso cardenal maurrasiano Billot. Muchos de los que le votaron acabaron echándose en brazos de Hitler y Mussolini. Sin llevar la compración demasiado lejos, el arzobispo granadino no duda en escribir: No necesitamos ni un partido ni un gobierno que `apoye´a los cristianos.
Monseñor Javier Martínez alerta de que esa cultura de la familia y de la vida, que ahora se nos propone como si fuera la piedra angular del cristianismo, no sobrevive tres minutos a la pérdida de la experiencia cristiana. Y pone el caso de que, cuando esa supuesta cultura se contrapone a la caridad social y política para con los barrios marginales o con los emigrantes, alguna alarma roja debería encenderse en nuestra conciencia. Pues resulta que no se enciende nada, y eso es lo grave: hermos perdido la fe»- Un poco quizás dramático. Pero se entiende bien lo que qiere decir.