Los Zubiaurre: Memoria gráfica

 

              En el Museo de las Bellas Artes de Bilbao acabo de ver una magna exposición de los hermanos Zubiaurre Aguirrezabal, Ramón y Valentín, pintores costumbristas vascos, nacido uno en Garay (Vizcaya) y otro en Madrid (1879 y 1882), muertos en la decada de los 60, hijos del maestro musical del Palacio Real, y de los que el Museo posee varios cuadros. Pero la Exposición va mucho má allá y recoge más 1.200 ejemplares fotográficos desde 1898 y 27 películas, con miles de secuencias de cine con subtítulos a partir de 1929. Ambos, educados artísticamente y residentes habitualmente en Madrid, estuvieron muy ligados a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y a la vida intelectual madrileña (Ortega, Baroja, Unamuno…), incluso con tertulia propia. Vivieron varios años en América hispana y expusieron en varias ciudades españolas y europeas. Ambos sordomudos de nacimiento, casados y con hijos, además de pintores muy populares, fueron muy aficionados tanto a la fotografía como al cine, que para ellos estaban íntimamente relacionados, y tanto en un arte como en otro expresaron sus numerosas experiencias vitales. Desde sus elegantes casa y jardín de Garay, su casa de Ondarroa junto al mar, todo el País Vasco -incluyendo Vera de Bidasoa y Lesaca- (al que dedicaron cuatro álbumes); sus viajes por Ávila, Segovia, Zamora, Salamanca, Toledo, Sevilla, Barcelona, Italia, Dinamarca…

En una verdadera fruición poder ver cada una de sus películas familiares, viajeras. paisajísticas,  tres de ficción, como El cuento del abuelo-…, y hasta pasear por las seis salas abiertas del espacio expositivo, pudiendo ver en silencio varias de las películas que van exhibiéndose a la vez. O entretenerse  con la colección de fotografías. O con la documentación de las vitrinas. O con los cuadros clásicos de Ramón y Valentín, que todos recordamos como la auténtica pintura costumbrista vasca del XX, junto con los Arrúe y Arteta: Versolaris, La romería, Los intelectuales de mi pueblo… Don José Ortega y Gasset, amigo y tertuliano de los Zubiaurre, definió certeramente esa pintura: Un inventario lírico de la existencia vasca.

Memorables me parecen los repetidos gestos faciales y manuales de admiración y embeleso de los dos artistas contemplando los paisajes de su tierra, como la cadena montañosa del Duranguesado, las playas del Cantábrico y otros similares. El cine mudo y la fotografía, muda también de por sí, les iban como de molde.

Un acierto igualmente memorable es la Exposición, iniciativa  del director Miguel Zugaza, ex director muchos años del Museo del Prado, patrocinada por Petronor.