Montserrat y la «inquietud» de los obispos catalanes

 

          La Vanguardia nos informa hoy que 131 agujas del macizo de Montserrat se han iluminado, la noche anterior, con motivo del segundo aniversario del 1 de octubre, por obra de medio millar de excursionistas, en homenaje a los supuestos 131 presidentes de la Generalidad de Cataluña. Uno, que ha estado cerca no de todas pero sí de bastantes de esas agujas, lamenta que algún presidente como nuestro amigo Josep Tarrradellas y otros más a través de la historia hayan sido recordados y honrados en el aniversario de un rerferéndum ilegal y esperpéntico, en el que cada catalán podía votar las veces que quisiera, y que ha llegado a ser el santo y seña de un movimiento separatista, anti español, antidemocrático y antIeuropeo.

Más triste me parece la noticia de que el próximo sábado, día 5, se haya organizado en la iglesia del monasterio de ese nombre una velada de oración y reflexión en solidaridad con los presos y los exiliados por motivos políticos, ante la inminencia de la sentencia de los golpistas independentistas. Si esa es la solidaridad, y sólo ésa, la que se celebra en el monasterio benedictino, muchos cristianos catalanes y no catalanes se sentirán poco solidarios con el monasterio y con la Iglesia que pueda representar.

Algo más prudentes se sienten por ahora los obispos catalanes, ya con un nuevo presidente, que ni ante la Diada de este año ni, al parecer, ante el 1 de octubre han emitido comunicado alguno. Recordemos con todo su último pronunciamiento contra la prisión preventiva  de los responsbles del golpe antidemocrático y anticonstitucional; no, claro, contra éste último. Según la revista Vida Nueva, que ni se atreve a citar sus nombres, alguno de ellos escribe en las últimas semanas estas palabras enigmáticas: Otra cosa es lo que pueda suceder a raíz de la sentencia del juicio del «procés». Ahí podríamos vivir una gan presión y ya veríamos si la revuelta que pueda traer consigo, si la sentencia es muy dura, se queda en algo sólo retórico. Y otro prelado catalán, también anónimo, vuelve sobre lo mismo: Nosotros queremos contribuir a curar heridas y ayudar a la pacificación social. Pero la sentencia por el juicio del «procés» puede que no contribuya a esta deseada pacificación. Por lo visto, no ha habido nada antes de la sentencia que no haya contribuido a esa pacificación y haya contribuido, en cambio, al desgarro, a la confrontación, al odio y al fracaso de todo un país.

Pero, conocida la cobardía y la mediocridad de la Conferencia Episcopal Tarraconense, de la que ya he escrito con toda libertad en este cuaderno, cualquier cosa puede suceder dentro de la misma, tras esa dichosa sentencia.