Dioses sin Casa

 

 

        El sociólogo y catedrático de sociología de la Pompeu Fabra, Joan Benach, finalista del Premio El Ciervo-Enrique Ferran sobre el tema El planeta en peligro, escribe en su  artículo titulado Dioses sin Casa:

Hemos creado una civilización con logros y avances formidables. (…) Sí, somos formidables, capaces de todo. Jugamos a ser dioses y creemos que ya casi lo somos. Pero, un momento, ¿eso es todo? Acaso somos ciegos que, como nos enseñaba José Saramago: viendo, no vemos. Las situaciones destructivas, humillantes o alienantes, abundan por doquier. Casi dos terceras partes de la población sobrevive con menos de 5 dólares al día; 2.500 millones de personas no disponen de un hogar en condiciones para vivir, abasteciéndose de agua potable contaminada. Gran parte de la población respira, bebe y se alimenta con tóxicos que dañan la vida.La desigualdad en salud es nuestra peor epidemia y un fiel espejo del desigual mundo en que vivimos. Vivimos, decía Fernández Buey, en una plétora miserable, donde lo mejor y lo peor ocurren al unísono, donde progreso y barbarie van de la mano. La explotación, discriminación y alienación de gran parte de la humanidad hace muy difícil vivir una vida merecedora de ser vivida, al tiempo que el mundo se autoconsume al malgastar el equivalente a 1´7 planetas. Un crecimiento sin fin, basado en las fuerzas destructivas que poseemos y una energía barata en vías de extinción, ha alterado tan profundamente el planeta, que somos un peligro para la vida y para nosotros mismos. El planeta tiene fiebre. El hielo del mar Ártico se deshiela; los mares se calientan y acidifican; las selvas se desforestan y el desierto avanza; los corales y manglares mueren; un millón de especies ya ha desaparecido. (…) ¿Cómo hemos dejado que esto ocurra? ¿Quiénes somos? ¿En qué nos hemos transformado? (…) El ser humano convivió en su medio natural y casi siempre respetó la naturaleza. Hoy destruimos nuestra casa sin siquiera saber que sin ella no somos.