Contra la primera herejía
(Jn 20, 19-29)
¡La paz esté con vosotros!
es saludo y contraseña
de Jesús a los suyos
-primera Iglesia de la historia-,
cerradas las puertas por miedo a los judíos.
No pierde mucho tiempo:
como el Padre le envíó,
así él los envía,
por el ancho mundo esta vez,
mensajeros de su gracia,
dándoles el poder del perdón de los pecados.
La Pascua es la presencia gloriosa de Jesús crucificado.
Entonces y, poco después,
en la misma Iglesia
hubo quien sostenía que Jesús
era solo un puro espíritu,
que había dejado atrás la memoria de su cuerpo.
Por eso el catequeta evangelista, que es Juan
presenta al Maestro mostrando manos y costado,
regañando a Tomás por no creer
hasta tocar con sus dedos las huellas de su muerte.
La muerte de su cuerpo mortal
continúa la gloria de la Pascua.