Carlos Baos Galán

Un poco antes de la Navidad –Tregua de Dios para prestarle asilo / a la torpeza gris de nuestra nieve, la describió en uno de sus poemas-, se nos fue Carlos, a quien, en un prólogo a su libro Alguien atravesó la madrugada (1990) califiqué como uno de los más recios poetas castellanos qiue tenemos en Navarra. Él nos trajo de su Mancha natal esa vieja y densa hondura poética, a la que aqui no estábamos acostumbrados. En la antología de Poetas navarros del siglo XX (2002), que tuve el honor de editar, y en la que los propios poetas eligieron sus versos y estamparon su concepto de la poesía, Carlos la entendía  como un arte verbal  cuya emoción radica  en las formulaciones mágicas -el poema como territorio del misterio-, donde el poeta es el esclavo de unos ojos que creen haberlo visto todo, pero aún todo lo esperan. Su timidez, su discreción le impidieron haber llegado con su poesía medular, que  no abandonó hasta el último momento, mucho más lejos. De su libro antes mencionado elijo el breve poema («cómo se viene la muerte…«), que ahora nos parece una serena confirmación:

Del blanco
al negro
la más mínima
la más débil
frontera.

El parpadeo
terroso de la muerte
con su abrir
y cerrar
… y abrir
el horizonte.