Con ese terrible título, escribió el poeta, ensayista, helenista, crítico, editor y político Luis Alberto de Cuenca este poema, en Porches, el 21 de agosto de 2017, tras la matanza del islamismo terrrorista en Barcelona y en Cambrils, aquel 17 del mismo mes y del mismo año. Lo traigo a mi cuaderno de bitácora al día siguiente de la matanza del mismo terrorismo en la catedral de Niza, y a los pocos días del degüello en París de un profesor francés:
Ha llegado la hora de la fe,
y es mentira que no tengamos miedo,
pero, para vencerlo, necesitamos fe.
Ellos la tienen. Cuando diseñan sus acciones,
lo hacen siguiendo un plan divino. Hay que inventarse
los dioses que nos faltan para contrarrestar
su guerra sucia a base de ídolos, superhéroes,
mitologías, cuentos al amor de la lumbres,
crucificados por amor, doncellas
que conciben por obra y gracia de un espíritu…
Cualquier cosa nos vale en la nueva cruzada
con tal que emprendamos de una vez
y prescindamos ya de darle vueltas
a la noria, pidiendo a nuestros asesinos
que fumen con nosotrso la pipa de la paz.
No nos vale decir: ¡Qué buenos somos!.
Las guerras no se ganan siendo buenos.
La fe solo se puede combatir con la fe.