Julio Jara: arte al servicio de la exclusión

 

         Julio Jara (París, 1962) es un artista y dominico seglar. De la raza del otro dominico villavés Pedro Meca, muerto en 2015, conocido como el capellán de los vagabundos parisienses en su centro de La Moquette, ha dedicado las dos últimas décadas de su vida a trabajar con los más vulnerables, excluidos y marginados, de la mano de la Fundación San Martín de Porres, el santo dominico peruano. El pasado septiembre, se trasladó, con otros artistas, desde su albergue, que llevaba ese nombre en el popular barrio de Carabanchel, al antiguo convento de dominicas,  fundado en 1640, en Loeches, un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid. El edificio es grande, con 45  habitaciones y 8.000 metros cuadrados de campo, donde ya han sembrado habas y patatas. Jara ha logrado atraer a una veintena de personas y hay cinco viviendo en la nueva casa.

El proyecto es crear una comunidad plural y cimentada en la gente sin hogar, sobre todo con parados de larga duración. Y desde Loeches van a intentar generar un nuevo mundo. Allí el arte tiene un papel nuclear: Pretendo volcar la vida -ha declardo a VN-, encarnar al arte. He trabajdo mucho la «performance». Es el modo más fácil de contactar con el espectador. Equivale a una predicación; no llevar la cultura a los pobres, sino que los pobres vayan a la cultura. Porque la mayor exclusión que hay es realmente la exclusión de la cultura, no es el bocadillo ni la casa. al final, eso se puede dar. Pero lo que está vedado es la cultura.

En Loeches los artistas conviven en el viejo monasterio y crean junto a los residentes. En el sótanmo Jara ha instalado un espacio dedicado al arte, llamado Los impropios (los impropios del compostaje para la construcción, metáfora intencionada). Desde ahí invitarán a otros artistas y amigos a que participen en la nueva vivencia. Porque Jara no se anda con remilgos ni encubre para nada su propósito: construir desde el arte una nueva Iglesia: Tendríamos que trabajar como los exploraores de Canaán, que fueron de avanzadilla para ver cómo era la Tierra Prometida. Existe la Institución, la Iglesia, y existen los exploradordes, que otean más allá. Por eso yo trabajo desde lo «ainstitucional», nunca en contra de la institución, por supuesto, sino al lado de la institución. Yo oteo desde el arte y la exclusión».