Pensaba haber publicado hoy, puesto que lo tenía entre manos, los dos grandes titulos de El Socialista del 14 de julio de 1936, un día más tarde del asesinato de Calvo Sotelo, sobre la inhumación del asesinado teniente Castillo y, a la par, sobre la noticia de la muerte del lider derechista, como ejemplo de desmemoria intencionada, a solo unas horas del suceso. Pero no quiero ni siquiera entrar en el juego. Alguien podría decirme, con razón, que transcribiera a la vez los títulos de ese día o del día anterior del ABC o de El Debate.
Y es que, como van las cosas, con estas leyes de Desmemoria Histórica -donde se excluye a la República (considerada tiempo democrático exquisito) del ajuste de cuentas-, corremos el riesgo de que, si durante cuarenta años, se hurtó a varias generaciones la memoria de la represión de un bando bélico, durante otros cuarenta, se hurte a otras tantas la memoria del bando opuesto. Una obra civilatoria de gran aliento, como se ve.